María José Herbón es una de las figuras más destacadas en la gestión del Celta, especialmente en el apartado económico. Directora financiera desde los años más duros de la crisis del club, gran parte de la recuperación del club pasó por sus manos, cuando fue necesario tomar duras decisiones para mantener la viabilidad de la entidad.
En una entrevista concedida a El Economista, nos quedamos con la definición que hace del club cuando le preguntan: “¿A qué se dedica su compañía”: “El Real Club Celta SAD participa en el mundo del deporte y entretenimiento compitiendo, entre otras, en la 1ª división de la LFP. Es cabecera en España de un grupo de empresas y a su vez pertenece a un grupo empresarial cuya actividad abarca sectores tan diferentes como el energético, sanitario, construcción o grandes pagos”.
El Celta, otrora un club de fútbol, se ha convertido en esto. Resulta aberrante pensar que además lo que ha dicho es totalmente cierto, y tampoco es nuevo. El propio Mouriño se refirió al Celta hace un par de ruedas de prensa como una parte del Grupo GES. Así es el fútbol moderno, en el que los clubes son empresas a las que el fútbol cada vez les va importando menos.
Una realidad que se hace cada vez más patente, y que explica, en cierto modo, el desarraigo existente en las aficiones, algo que se ha hecho especialmente patente y tristemente acelerado en el caso del Celta, con cifras de abonados y de asistencia que deberían sonrojar a sus dirigentes, más preocupados por culpar a otras entidades que por aceptar su cuota de responsabilidad.
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