El Celta comienza una semana muy intensa, en la que tendrá que compaginar la participación en la Copa del Rey con La Liga. Y empieza muy pronto, ya que mañana (21:00) será el debut del equipo de Coudet en la presente edición de una competición que siempre es especial para el celtismo.
El equipo celeste visitará la histórica Romareda para medirse al modesto Club Deportivo Ebro, un club con mucha tradición en la capital aragonesa, que ha logrado la clasificación para este edición de una competición que desde hace un par de temporadas tiene guiños con los clubes más humildes.
La Copa, en sus primeras rondas, siempre es una interesante oportunidad para ver a los jugadores menos habituales, y a los chicos de la cantera, ya que Coudet puede usar hasta cuatro futbolistas con ficha del filial.
Esta competición se le ha atragantado al Celta en los últimos años, ya que ha sido eliminado por clubes modestos como el Mirandés o el Ibiza, recibiendo incluso una goleada la pasada temporada. Todo eso después de encadenar dos años consecutivos alcanzando las semifinales de la competición ante Sevilla y Alavés en 2016 y 2017.
La afición céltica mantiene clavadas las espinas de las dos finales que ha alcanzado recientemente, siendo derrotado ante el Real Zaragoza en 1994 y 2001. Especialmente dura fue esta última, ya que el equipo entrenado por Víctor Fernández llegaba como el gran favorito a la cita, y no supo imponerse a un equipo que en aquel momento era inferior.
El hecho de no arrancar bien esta temporada seguramente complique las opciones del Celta de llegar lejos en una competición muy complicada por el hecho de disputar las eliminatorias como visitante hasta las semifinales, cuando regresan los partidos de ida y vuelta. Coudet siempre se ha mostrado ambicioso, y sabe lo que sucedió el año pasado, por lo que seguro que no permite relajaciones como las que costaron eliminaciones en los dos últimos cursos.
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