La chapuza por costumbre


Foto: RC Celta

Vaya por delante que no debe ser sencillo gestionar la situación que atravesamos actualmente. A las restricciones impuestas por la pandemia, se suma el hecho de que la grada de Marcador está en obras, lo que dificulta la ubicación de estos abonados. No tiene que ser sencillo, y sin embargo el Celta se empeña cada semana en demostrarnos que es capaz de hacerlo peor incluso que la anterior. 

Si en el último partido de Liga el club ya logró enfadar a un buen número de abonados, a los que colocó en asientos lamentables, alguno de ellos de visibilidad nula, a la hora de repartir las entradas para el partido del Granada ha logrado superar las cotas de inutilidad, ubicando a abonados históricos en la fila 1 de Río Bajo, en butacas tan laterales que se ven mejor las pistas de atletismo que el partido del Celta. 

Pero el enfado ha alcanzado la cima cuando estos abonados pudieron comprobar que el club ponía a la venta entradas, en las que se podían elegir butacas centradas y en filas con una visibilidad muy buena. Tal ha sido la chapuza que el club se ha visto obligado a rectificar permitiendo a los abonados que acudieran este sábado y el próximo lunes a modificar sus entradas. 

Es decir, estos socios, que pagan religiosamente su abono, han tenido que perder la mañana del sábado, las colas eran importantes, para arreglar un error chapucero del club. Uno se pregunta qué será lo siguiente, y si en Casa Celta a alguien le importa todo esto, porque lo realmente terrible es la sensación de que el abonado no preocupa. 

Ya durante el verano protagonizaron épicas llamadas a abonadas para comunicarle a socios con hijos que pasaban de Miudiño a infantil que estos estarían en una grada distinta a la de los padres. Algunos lo pudieron arreglar, pero otros no tuvieron tanta suerte. 

El club ha vuelto a ocultar las vergonzantes cifras de abonados para esta temporada. Las nuevas altas están recibiendo abonos con el número 12.000, y ahí todavía no se descuentan los que se han bajado del barco este verano. El club anunció que habían renovado el 95% de los abonados, y nos lo creemos como creímos a Mouriño cuando dijo que el Celta tenía el año pasado 16.000 socios, pero las nuevas altas parten del 12.000. 

La mentira y la chapuza como costumbre. Igual tiene mucho mérito la afición, si con todo lo que está sucediendo últimamente el club sigue contando con doce mil socios. 

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