Cuando acabó la pasada temporada pocos esperaban que Okay Yokuslu continuara en el Celta esta temporada. El primero el propio futbolista turco, que tenía todo planeado para abandonar Vigo, esperando que llegaran ofertas desde la Premier League. Para ello confiaba en su buen hacer en la Eurocopa, que dispararía las ofertas por su fichaje.
Pero ni Turquía ni Okay estuvieron finos en la cita europea, y las ofertas que llegaron no fueron suficientes para convencer al Celta. Algún equipo pidió una cesión, que no entraba en los planes del club, y el caso es que cuando se cerró el mercado Okay seguía siendo celeste.
Pero no fue hasta ayer cuando el otomano disputó sus primeros minutos con la camiseta celeste esta temporada, casi ocho meses después de su último partido oficial con el Celta, que fue el 24 de enero del presente año, en Balaídos con el Eibar como rival. Ya no volvió a jugar más esa temporada, porque unos días después se fue cedido al West Bromwich Albion, en lo que parecía su despedida del club.
Poco pudimos ver de él ayer. Su entrada al campo responde más a una necesidad de perder tiempo y acumular jugadores en la medular para frenar las ya por entonces bastante tímidas acometidas del Levante, pero tal vez tenga una carga importante de simbolismo. La demostración de que Coudet cuenta con él, aunque evidentemente sea una de las últimas opciones a día de hoy.
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