Gabriel “Toro” Fernández está viviendo una cesión fracasada en el Real Zaragoza. El delantero uruguayo aceptó bajar una categoría el pasado verano en busca de minutos, goles y confianza, para regresar por la puerta grande al Celta, pero cuando está a punto de finalizar la temporada en Segunda División, se puede decir que se ha quedado muy lejos de sus objetivos.
El ariete no se ha podido estrenar como goleador, y no goza de la confianza de la afición zaragocista, muy crítica con él en las redes sociales, especialmente tras fallar un gol clamoroso en el Estadio de los Juegos Mediterráneos de Almería. Además en el contrato de cesión figuraba una cláusula según la que el conjunto maño tendría que pagar una penalización en caso de no llegar a disputar la mitad de partidos como titular o jugando 45 minutos.
El pasado sábado vio desde el banquillo como el Espanyol ascendía a Primera División, en un encuentro en el que el equipo blanquillo no pudo marcar ningún gol, y no iba por delante en el marcador, no fue ninguna de las opciones elegidas por Juan Ignacio Martínez para revitalizar a su equipo. Su fracaso es evidente, y además le saldrá caro al equipo aragonés.
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