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| Foto: LFP |
El celtismo aguantó la respiración cuando vio abandonar a Iago Aspas el estadio Alfredo di Stéfano de Valdebebas, consciente de la importancia que tiene el futbolista moañés. No en vano, sus goles se transforman en puntos que le permiten al Celta estar ahora mismo fuera del descenso, entre otras cosas.
La incidencia del ariete celeste es notable. Acumula 9 goles que le han dado 7 puntos a su equipo durante lo que va de temporada. Sin esos 7 puntos, el equipo tendría 16 puntos, empatado con las plazas de descenso. Y la influencia de un jugador no solo se puede medir en números, están las sensaciones y los intangibles, esas pequeñas cosas que aporta un futbolista y que no se pueden medir en números.
La claridad del juego del Celta depende en gran medida de las ayudas de Iago Aspas, que en muchas ocasiones baja casi al centro del campo para iniciar las jugadas de ataque, aportando casi siempre criterio y mejorando la jugada. El pasado viernes seguramente no hubiese evitado la derrota, pero es evidente que el equipo es otro con él en el campo.
Lo pudimos comprobar hace dos temporadas, cuando después de hundirse en la clasificación durante su lesión, su simple presencia hizo que todo el equipo mejorase. Maxi Gómez olvidó su sequía, y todos los jugadores mejoraron su rendimiento individual. Las cifras de sus ausencias también son revelador, el Celta ha perdido 20 de los 30 partidos sin Aspas en el campo durante los últimos años. Poco más que añadir.
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