Cuando terminó el año 2020 todos respiramos aliviados después de un año que, en general, ha sido para olvidar. La esperanza se depositó de forma íntegra en el 2021, pero al menos en clave celeste no ha podido empezar peor. Más allá de la derrota sufrida ayer ante el Real Madrid, queda un reguero de bajas para el siguiente partido, y la sensación de que, por primera vez, el Celta del Chacho ha sido desactivado.
Es muy difícil enfrentarse a un equipo como el Real Madrid. Su plantilla es una de las más potentes del mundo, aunque las ha tenido más fuertes, y sigue contando siempre con el beneficio de la duda en las jugadas divididas por parte del colectivo arbitral. No es necesario que Cristiano Ronaldo se tire en plancha sin que medie contacto alguno con Jonny para indignarse. Son esas pequeñas decisiones del colegiado, el reparto de las amonestaciones. Nada en todo caso que no se supiera ni que no hayamos visto en el pasado. E incluso anoche no fue tan exagerado como en otras ocasiones.
Son los condicionantes lógicos cuando te mides a Madrid, Barcelona y en menor medida Atlético de Madrid. Son las “reglas del juego” a las que tenemos que acostumbrarnos, pero más allá de eso la sensación es que el sistema fue insuficiente para causar peligro al equipo blanco, y eso es algo que sentimos por primera vez desde que el Chacho llegó al banquillo del equipo celeste, y cambió por completo el estado anímico de todo el celtismo.
Y luego están las bajas, antes mencionadas. Ante el Villarreal Coudet no podrá contar con Tapia, que es clave en su esquema, y está en duda la presencia de Nolito, además de estar prácticamente descartado que Iago Aspas esté en ese partido. De hecho lo normal es que se pierda varios partidos. Pues si que empieza fuerte 2021.
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