El día del perdón



El 1 de mayo de 2010 se produjo la última visita del Cádiz a Balaídos en un partido de Liga. Y no fue un partido cualquiera, sino uno que marcó un antes y un después en la trayectoria del Celta en Segunda División. Un partido bisagra que separó los años más oscuros de la época en la que el equipo empezó a pelear por regresar a la máxima categoría. 

Aquel primero de mayo el Celta recibía la visita de un rival en la lucha por la permanencia. El equipo de Eusebio Sacristán, tras una primera vuelta en la que había tonteado con las plazas de descenso, logró sacar la cabeza con tres victorias consecutivas en el mes de marzo ante Albacete (0-2), Cartagena (1-0) y Rayo Vallecano (1-2), un día histórico en el que ganó en Vallecas con goles de Cellerino y Danilo. Lo imposible sucedió aquel día. 

Pero tras aquel triunfo el equipo entró en barrena con tres derrotas y un empate en cuatro partidos, volviendo a quedarse a las puertas del descenso, y con la experiencia el año anterior, en el que el equipo se había hundido en la parte final de la temporada, evitando males mayores con la aparición de Iago Aspas ante el Alavés. 

Antes de comenzar el partido, el Celta aventajaba en 3 puntos al Cádiz, que ocupaba puestos de descenso y tenía a Albacete, Salamanca y Murcia pisándole los talones, así que los vigueses necesitaban ganar para alejar fantasmas. El partido no pudo empezar mejor, ya que a los 3 minutos se adelantó con un gol de Dani Abalo, que pidió perdón a la afición por todo lo que había sufrido durante la temporada, algo que se podía hacer extensivo a las tres últimas temporadas. 

Pero el partido no sería sencillo, ya que en el minuto 53 empató el Cádiz por medio de De la Cuesta, llevando el nerviosismo a un equipo que se empezaba a parecer al del curso anterior. A 17 minutos del final anotó Michu el 2-1, que ya sería definitivo, y permitiría al Celta iniciar el despegue hacia la permanencia, que se confirmaría siete días después con un nuevo triunfo en Balaídos ante el Girona. Dos victorias más en los siguientes partidos en casa le permitieron al equipo de Eusebio cerrar aquella temporada con tranquilidad. Fue el día del perdón, pero mucho más que eso, porque aquel día empezó a forjarse el Celta que ascendería dos años después con muchos canteranos que ya por entonces jugaban, más los fichajes de Paco Herrera, De Lucas, Joan Tomàs, Mario Bermejo, y Natxo Insa. 

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