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| Foto: La Voz de Galicia |
Puede parecer una locura, ya que tan solo han transcurrido siete jornadas desde el comienzo de La Liga, pero los rumores sobre una posible destitución de Óscar García Junyent son muy insistentes en las últimas horas. Al margen de candidatos de ciencia-ficción para relevarlo, lo cierto es que el preparador catalán no atraviesa su mejor momento en el banquillo celeste.
La imagen del Celta en los partidos ante rivales de su liga sigue sin ser la mejor. Puede que brille ante equipos de la zona alta, sin conseguir buenos resultados, pero ante los equipos contra los que se juega la permanencia, ni brilla ni saca muchos puntos, y eso es una bofetada de realidad para las aspiraciones de los célticos, que aspiraban a completar una temporada tranquila después de los vaivenes de las dos últimas campañas.
Por otro lado es innegable que las relaciones entre el técnico y la cúpula del club no atraviesan por su mejor momento. Baste recordar el cruce de declaraciones entre Felipe Miñambres y Óscar a raíz de la salida de Vadillo. Mientras el director deportivo aseguró que el fichaje del andaluz contaba con el visto bueno del técnico, que incluso lo había pedido cuando dirigía al Salzburgo, el propio Óscar negaba tal interés y aseguraba que no lo fichó cuando se lo ofrecieron en el equipo austriaco.
En las últimas horas se ha sumado la polémica del caso Hugo Mallo, y su presunta petición para salir del club el pasado verano. Una pregunta inapropiada en la rueda de prensa, que desató una oleada de comentarios en las redes sociales, la réplica de Quique de Lucas, a la sazón representante de Hugo Mallo, y la posterior aclaración de Óscar en la rueda de prensa posterior al partido ante el Levante.
Es posible que la decisión de Melero López de anular el gol del Levante haya pospuesto el debate en el seno de la directiva céltica. O tal vez no. ¿Qué hubiera pasado si el colegiado da por bueno ese gol, y el equipo celeste se ve en puestos de descenso en la séptima jornada?. Nunca lo sabremos porque no sucedió, pero si la confianza mutua entre el Consejo de Administración y el técnico no existe, no parece tener mucho sentido prolongar la agonía, más allá de si existen o no motivos futbolísticos para poner fin a la estancia de Óscar García Junyent en el Celta.
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