El infierno puede esperar


Foto: LFP
Quedan menos de cinco horas para que arranque el decisivo partido de Cornellá, en el que el Celta se juega ni más ni menos que la permanencia. Antes del partido ante el Mallorca todos sospechábamos que este encuentro sería una especie de solteros contra casados entre un equipo ya descendido contra otro salvado. 

El Espanyol cumplió con lo suyo, pero el Celta no pudo hacerlo, a pesar de contar con 8 puntos de ventaja sobre el descenso antes de ese partido. En su mano tuvo varias oportunidades para dar carpetazo a otra horrible campaña, pero una a una las fue desaprovechando todas  hasta plantarse este domingo con la obligación de ganar al Espanyol, algo que no ha hecho en las seis últimas jornadas. 

No se puede quejar el Celta, pese a todo, porque el destino ha querido que la salvación se decida en el campo del peor equipo de Primera División, y que su rival, el Leganés, tenga que ganar al campeón y esperar que el Celta falle. El problema es que el campeón ya lo es, y el Real Madrid no ha sido un equipo que haya respetado históricamente a sus rivales. 

El Celta se benefició en la Temporada 1996-97 de la desidia de los blancos, cuando en la última jornada selló la salvación venciendo al equipo de Capello, que se había proclamado campeón la jornada anterior, por un claro 4-0, con triplete de Gudelj. Esta vez es al revés, el equipo celeste debe esperar que los de Zidane se comporten con profesionalidad ante el Leganés. Y el celtismo sospecha que no será así. 

Pero la buena noticia es que el Celta depende sí mismo. Si gana, da igual lo profesionales que sean los jugadores del Madrid. Y de hecho esa debe ser la misión de Óscar García, centrar toda la atención en lo que pase en RCDE Stadium. Nada de lo demás importa. Y es cierto que el Celta contará con bajas importantes, pero también el Espanyol jugará con futbolistas menos habituales. 

Lo único que importa es que los once que salgan al campo sepan lo que nos jugamos, y que uno de esos jugadores sea Iago Aspas. Eso seguramente ayudará. Si los nuestros cumplen con lo suyo, de poco servirá el biscotto de Butarque. Esperar a que el Madrid gane sería un error, entre otras cosas porque el Leganés se juega mucho más, y eso seguro que pesa, como debe pesar en Cornellá a favor del Celta. 

Ya habrá tiempo de evaluar esta campaña, y ojalá desde Príncipe puedan cambiar ciertas políticas el próximo año en Primera División, porque ese es el sitio del Celta, y porque el infierno puede esperar. No seremos ingenuos, lo lógico es volver algún día, pero mejor otro año. 

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