Bradaric, un oasis en el desierto de Mallorca


Foto: LFP
No hay mucho que destacar del partido disputado por el Celta ayer en Mallorca. Todo, en líneas generales, salió mal, y aunque el juego no fue horrible, mientras hubo partido, se cometieron demasiados errores que dieron como resultado el abultado marcador que reflejaba el marcador de Son Moix al terminar el encuentro. 

En este desierto el oasis fue Filip Bradaric. El centrocampista croata sufrió mucho en el centro del campo, donde casi siempre ganó la partida el Mallorca por superioridad, pero fue uno de los mayores activos del Celta en ataque, y demostró que puede ser algo más que un pivote posicional. 

Muchas de las mejores ocasiones del Celta llegaron de sus botas. Puso a prueba a Manolo Reina en varias ocasiones, la más clara en la primera parte, en una acción prácticamente inmediata al penalti inventado por De Burgos Bengoetxea. En la segunda parte, con el equipo hundido moralmente, fue el único que levantó los brazos e intentó evitar al menos el ridículo. 

No lo logró, pero dejó constancia de su buen tiro desde fuera del área, su capacidad para la combinación, y una cosa muy interesante para un jugador en su posición; la capacidad de jugar al primer toque. Algo vital para la fluidez del juego. No sabemos lo que hará el Celta con este jugador una vez que concluya su contrato de cesión, pero no sería mala idea intentar quedarse con él. Es joven, tiene proyección, y puede ser un futbolista muy útil para el Celta en los próximos años. 

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