El Barcelona siempre es un rival complicado. El cuadro catalán es uno de los mejores equipos de Europa, algo que demuestra temporada a temporada, pero casi todas las temporadas puede atravesar un mal momento, que deben aprovechar los rivales que se enfrenten a ellos en ese momento.
Ese momento es precisamente ahora. El equipo catalán viene de perder ante el Levante, generando muchas dudas ya que en 12 jornadas ha perdido el mismo número de partidos que la pasada temporada: Tres. El empate ante el Slavia en la Champions ha sido la puntilla para el equipo de Valverde, y se oyeron pitos durante el encuentro.
Y es que esta temporada, al margen del bache que está atravesando, no está siendo buena. La lesión de Messi lastró al equipo en los primeros partidos de la temporada, y tras su vuelta, salvo algunos momentos puntuales, el juego del equipo tampoco está siendo para tirar cohetes.
El Celta tendrá que intentar pescar en río revuelto, aunque tampoco llega en la mejor situación posible. Los vigueses ocupan puestos de descenso y el cambio de entrenador obligará a ciertos ajustes en el sistema que pueden necesitar tiempo para su correcta implementación, pero la oportunidad, sin duda, es de oro para el Celta, que debe comenzar a remontar el vuelo, aunque visite uno de los estadios más complicados del mundo.
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