Dorsales históricos del Celta | #3 Roberto Lago


Hace cuatro años publicamos una serie en la que destacábamos a los jugadores que más veces habían vestido cada uno de los dorsales del Celta desde que los números tienen propietario durante toda la temporada. Es decir, desde la Temporada 1995-96. En estos cuatro años se han producido algunos cambios importantes, aunque otros siguen manteniéndose como los que más veces han portado un determinado número. Vamos a ver quienes son los “dueños” de cada uno de los 25 números. 

#3 Roberto Lago (175 partidos)

Roberto Lago es todo un referente de la cantera viguesa y celeste. Nacido en el popular barrio de O Calvario, el joven Lago se incorporó al Celta en 1995 con apenas diez años y fue escalando por los diferentes equipos del Celta hasta llegar al filial y posteriormente dar el salto al primer equipo. Apodado "La galerna del Calvario" por el periodista de la Cadena SER Jacobo Buceta, demostró durante sus seis temporadas en el primer equipo ser un lateral de largo recorrido, gran capacidad físico y proyección ofensiva. 

Su debut con el filial se produjo el 27 de marzo de 2004 en un encuentro disputado ante el Bilbao Athletic en tierras vascas. Aquel día fue titular y sería sustituído en el minuto 53 por Cristóbal Juncal, tío de Iago y Jonathan Aspas. Este último pertenecía también a aquel filial. Formaron parte del filial aquel día jugadores como Dani, Bru, Pablo Suárez, Jorge Rodríguez, Richy, Jonathan Aspas, Isaac, Nacho Franco, Alberto García, Goran Maric, Cristóbal, Marcos Rodríguez o Edgar. Muchos de ellos acabaron jugando algún partido en el primer equipo. 

A pesar de haber sido siempre lateral izquierdo, Rafa Sáez, técnico del filial, pidió a Roberto Lago que jugase de mediocentro, posición en la que se desenvolvió con relativa frecuencia en su etapa con el segundo equipo del Celta. Roberto Lago formó parte del filial durante las siguientes tres temporadas, en las que jugó un total de 82 partidos, anotando 4 goles. Su debut con el Celta se produjo en un partido amistoso disputado en Balaídos ante el Boavista, en el que actuó en el doble pivote junto a Jonathan Vila.

El 19 de noviembre de 2006 llegaría su primera convocatoria con el primer equipo. Y no sería en un partido cualquiera, sino en el derby disputado en Riazor. En un principio Fernando Vázquez  convocó a Iago Aspas, pero al haber sido expulsado ante el Alcorcón con el filial el día anterior, no podía ser convocado para este choque. De tal modo que Vázquez llamó a Lago, que no llegó a debutar en aquel partido, ni tampoco lo haría a lo largo de la temporada. 

Finalizado aquel curso, el Celta dio con sus huesos en Segunda División, y Roberto Lago subió al primer equipo. El conjunto céltico ficho a un búlgaro recomendado por el entrenador Stoichkov, Peter Zanev, que pelearía con Lago por la titularidad. La realidad sin embargo fue que Zanev jamás le discutió la plaza a Roberto Lago, que acabó la temporada con 33 partidos disputados y contando para todos los entrenadores que tuvo el equipo, que fueron cuatro: Hristo Stoichkov, López Caro, Antonio López y Alejandro Menéndez.  Y eso a pesar de que su debut en Liga se produjo ante el Córdoba, en agosto de 2007, jugando como lateral izquierdo. 

La siguiente temporada fue más compleja. Roberto Lago se encontró con la dura competencia de Fajardo y de Fabiano Lima. En un principio no entraba en los planes de Pepe Murcia, que lo puso a jugar en Castellón para darle una lección, confiando en que Arana, uno de los extremos más incisivos del momento, le pasase por encima. Así fue, y Roberto Lago desapareció del equipo por un periodo de dos meses, limitándose sus apariciones a los partidos de Copa ante Real Sociedad y Espanyol. Ante los "pericos", anotó un gol y volvió a ganarse un sitio en el equipo, aunque seguiría alternando la suplencia con la titularidad durante varias jornadas.

Al regreso de las vacaciones de navidad, Roberto Lago ya se había asentado en la titularidad, y la llegada de Eusebio Sacristán al equipo reforzó su condición. Para entonces, el Celta tenía ante sí la dramática batalla de evitar el descenso. El conjunto de Eusebio llegó a la antepenúltima jornada con la obligación de derrotar al Alavés para asegurarse matemáticamente su permanencia. Roberto Lago fue titular aquel día y jugó los 90 minutos el día que Iago Aspas debutó en Balaídos y anotó dos goles que dieron la salvación al Celta. 

El Celta se había salvado de una probable desaparición. Inmerso en graves problemas económicas y en medio de un proceso concursal, el club apostó por la cantera y depositó en Roberto Lago, uno de los abanderados de su apuesta por A Madroa, parte del futuro del club. Aún así, se reforzó en verano con Pedro Botelho, que llegó cedido por parte del Arsenal, y que debería disputarle el puesto en el once. El año arrancó mal para el Celta y Lago, que sufrió un golpe de calor en el partido inaugural disputado en Balaídos ante el Numancia. Las altas temperaturas registrados aquellos días en Vigo, y el horario del partido, seis de la tarde, provocaron que Lago tuviese que retirarse al descanso. No sería la última vez que el lateral zurdo celeste demostrase su escasa querencia por el calor. El Celta perdió aquel día. 

Un año más, Roberto Lago tuvo que sobreponerse a un mal inicio. No fue titular en Liga desde la primera jornada hasta la décima, pero ya no perdería dicha condición. Durante esa temporada Roberto Lago dio un salto de calidad muy importante y se convirtió en titular indiscutible del Celta, adueñándose por completo del lateral zurdo, jugando 32 partidos y anotando un gol. El Celta deambuló toda la temporada por la zona baja, aunque terminó salvándose con relativa tranquilidad, pero vivió su mejor momento de la temporada en la Copa del Rey, donde eliminó a dos Primeras como Tenerife y Villarreal, y plantó cara a todo un Atlético en cuartos de final. Lago disputó aquellos partidos y se dio a conocer al gran público. 

A pesar de la holgada salvación, el Celta necesitaba algo más, y por eso decidió cambiar de entrenador, contratando a Paco Herrera y dejando marchar a Eusebio, que finalizaba contrato. A Lago nadie le discutía el puesto, ya que el club solo fichó a Murillo, un central que se reconvertiría en lateral cuando fuese necesario. Lago lo jugó todo, salvo los partidos en los que estaba sancionado o lesionado. Fue un mal año a nivel disciplinario, ya que fue expulsado en tres ocasiones, la mayor parte de ellas de forma muy rigurosa. El Celta completó un gran año, en el que se clasificó para el play-off de ascenso, pero falló en la tanda de penaltis. Lago jugó los dos partidos ante el Granada. 

Y sería el Granada precisamente el gran protagonista de los siguientes meses. El conjunto presidido entonces por Quique Pina se interesó muy vivamente por Lago. El Celta aceptó en un principio su traspaso y cuando todo hacía prever que recalaría en Los Cármenes, frenó el traspaso al no aceptar las condiciones de pago propuestas por el conjunto nazarí. Los planes de Roberto Lago de jugar en Primera deberían esperar. La cantidad que ofrecía el Granada superaba el millón de euros. 

Unos meses antes, en enero de 2011, el club había renovado en masa a todos los canteranos del club, pero Roberto Lago no apareció en aquella foto. Problemas con el representante dificultaban cualquier negociación, según indico el Presidente Mouriño en aquel momento. Su contrato vencía el 30 de junio de 2013, y su renovación daría mucho que hablar durante los siguientes meses. Cada cierto tiempo aparecía una noticia en la prensa que daba por cercana su renovación, pero no acababa de llegar.

Pero volvamos a lo estrictamente deportivo. Roberto Lago había perdido la oportunidad de jugar en Primera, pero pronto tendría otra oportunidad, esta vez con el Celta, su equipo de toda la vida. El club contrató a Carlos Bellvís, que había descendido con el Tenerife a Segunda B y se entrenaba en solitario. Se pretendía que Lago tuviese un recambio de ciertas garantías que le permitiese mantenerse en alerta. Si ese era el objetivo, desde luego que se logró, ya que Lago firmó una de sus mejores temporadas y fue clave en el ascenso del Celta. Lago disputó 35 partidos y anotó 1 gol. Trabó una gran amistad con Hugo Mallo, Iago Aspas y Orellana, y unido al resto de los compañeros logró el ascendo directo en la última jornada ante el Córdoba. 

Nuevamente su nombre se vinculó a varios equipos que pretendían su fichaje. El tema de su renovación seguía dando que hablar. Lago no renovó, pero prefirió seguir en el Celta, que le daba la oportunidad de debutar en Primera. No tardó mucho en adaptarse a la exigencia de la categoría, aunque al equipo le costó un poco más. El del Calvario vivió un año marcado por los rumores que le situaban en el Getafe. A partir del 1 de enero de 2013 era libre para negociar y firmar con cualquier equipo. Y así fue. El Celta disputó en enero un partido de Copa del Rey ante el Real Madrid en el Bernabéu, y viajó desde allí hasta Barcelona, donde jugaba el fin de semana un partido de Liga ante el Espanyol. 

Durante la mini concentración del equipo en la capital catalana, Roberto Lago estampó su firma como jugador del Getafe para la siguiente temporada. Unos meses antes, Carlos Mouriño había asegurado que el Celta no se podía permitir el salario que pedía el jugador. Un dato tal vez exagerado. La firma de aquel contrato en Barcelona no gustó a Paco Herrera, que insinuó en rueda de prensa que su rendimiento podía bajar por este hecho. Más tarde se retractó de sus propias declaraciones.

El caso es que Paco Herrera no acertó. Roberto Lago siguió dando el mismo rendimiento, aportando la misma brega que durante los cinco años anteriores en el club. El Celta rondó el descenso y se vio en Segunda durante muchas jornadas, pero terminó salvándose de forma agónica ante el Espanyol, en el que supondría el último partido de Lago como jugador del Celta. Más tarde, se despediría del club y de la afición en una conferencia de prensa en la que las lágrimas hicieron acto de presencia: "No es fácil despedirme después de 18 años en este club. Aquí me he criado como futbolista, pero también como persona. Todos los valores que tengo son gracias a este club. Todo lo que he vivido en el Celta no creo que lo vuelva a vivir en otro sitio” aseguró el futbolista de O Calvario al mismo tiempo que dejaba abierta la puerta para un posible regreso en el futuro: “salir y tener éxito fuera y luego acabar mi carrera donde ha nacido todo ese éxito sería magnífico".

El  ya exjugador celeste buscaba nuevos retos. “Era el momento de crecer. El Getafe es un club consolidado en Primera y que lucha por entrar en Europa. Quizás había otras opciones con más nombre, pero escogí esta porque creo que era lo mejor para mí” afirmó. Asimismo, reconoció que el aspecto económico fue una parte decisiva para tomar la decisión: “esto es corto, tengo casi 28 años y por eso creo que es el momento de ver cómo se me valora fuera”.

Para concluir, Lago admitió que los últimos meses habían sido complicados, con gente dudando de su compromiso con el club. No obstante, prefirió recordar los episodios felices de estos 18 años como jugador celeste: “el ascenso del año pasado y salvarse esta temporada en la última jornada después de estar prácticamente condenados fue algo espectacular, una cosa maravillosa". Quiso acordarse también de los dos entrenadores que han marcado su carrera, Rafa Sáez y Paco Herrera: "Rafa me hizo debutar en juveniles de División de Honor con dos años de antelación y luego en Segunda división B también apostó muy fuerte por mí. Con Paco Herrera me acabé consolidando en el primer equipo. Han sido tres años magníficos y a muchos de nosotros nos ha ayudado a madurar tanto dentro como fuera del campo", destacó. Finalmente, se despidió con estas palabras: “ahora me tocará apoyar al equipo desde fuera, como cuando era pequeñito. Seré un vigués y un celtista de corazón".

0 comentarios:

Publicar un comentario