El Celta “repatrió” este verano a dos futbolistas de la cantera que habían abandonado Vigo por distintos motivos. Su fichaje respondía al gusto de Carlos Mouriño por contar con muchos jugadores de la casa en el equipo, pero también a la necesidad de disponer de futbolistas que marquen diferencias, más allá de Iago Aspas, que parecía el único recurso la pasada temporada.
El partido de ayer justificó la apuesta y la inversión realizada este verano. No cabe duda del acierto porque no solo se trata de corazón, como reza la campaña emprendida por el Celta este verano, sino también de cabeza. La llegada de estos dos futbolistas permite al Celta dar un salto de calidad indiscutible que le reportará grandes beneficios en el aspecto deportivo.
De eso se trataba. Es cierto que el equipo está a medio hacer, o eso parece, y que vendría muy bien un extremo -o dos- para que el Celta tenga más alternativas por si necesita abrir el campo por las bandas, pero el plan A es realmente prometedor. Santi Mina ha sido suplente en las primeras jornadas, primero por lesión y después porque el Toro Fernández se lo merecía tras su gran partido ante el Valencia, pero no tardará en hacerse con un hueco en el once. Es lo más lógico y lo más práctico.
Pocos equipos pueden presumir de contar con un ataque íntegramente compuesto por jugadores de la cantera. El Celta puede hacerlo, ya que además de Santi Mina y Denis Suárez jugarán ahí arriba Brais Méndez y Iago Aspas. Es un orgullo, que apela directamente al corazón, pero también a la cabeza, porque se trata de cuatro futbolistas que serían titulares en la mayoría de los equipos de Primera. En definitiva, que esto va de corazón, sí, pero también va de cabeza.
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