Un cuarto de siglo de la que pudo ser la gran noche del Celta


Foto: Cameselle/Faro de Vigo
Fue un 20 de abril de 1994 cuando el Celta tocó con los dedos su primer título. Mañana se cumplen 25 años de aquella gran final disputada en el Estadio Vicente Calderón de Madrid ante el Real Zaragoza. El equipo celeste, entrenado por Txetxu Rojo, y liderado en el terreno de juego por Cañizares, Vicente y Vlado Gudelj, realizó una gran competición de Copa, eliminando a todos sus rivales hasta plantarse en la gran final de Madrid. 

Especialmente recordada será la eliminatoria de semifinales ante el Tenerife. El Celta ganó 3-0 en Balaídos, pero la vuelta se complicó cuando el Tenerife se puso 2-0. Entonces apareció el talento de Andrjasevic, un centrocampista inolvidable en Vigo, y la puntería del gran Vlado Gudelj, que anotó un doblete con sendas asistencias de Andrjasevic. 

A la gran final llegaba el Celta como víctima propiciatoria. El Zaragoza, entrenado por Víctor Fernández, era uno de los mejores equipos de La Liga. Había competido con Madrid y Barcelona todo el curso, y se permitía el lujo de soñar con ser una alternativa a estos para ganar el título. Su estilo de juego atrevido enamoraba a los aficionados imparciales, que esperaban una victoria sencilla ante un Celta que caminó todo el año por los puestos bajos de la clasificación. 

Pero a la hora de la verdad el equipo vigués plantó cara, e incluso pudo hacerse con la victoria. En la prórroga pudo adelantarse gracias a un gran disparo de Salva, que sacó Cedrún con una parada que valía un título, porque en la tanda de penaltis el equipo maño fue más certero. Alejo, un central que no había sido diseñado para este tipo de situaciones, lanzó muy mal poniendo en ventaja a los aragoneses. Higuera, un fino delantero, no perdonó, asegurando otro título de Copa para el Real Zaragoza. 

Fue con todo una derrota dulce. El Celta llegó con muy pocas opciones y plantó cara. Peleó, luchó e hizo que los casi 30.000 celtistas presentes en Madrid regresaran a Vigo orgullosos de su equipo. Un cuarto de siglo después -parece que fue ayer- seguimos recordando aquella noche de abril con nostalgia y un punto de rabia. Tan cerca y tan lejos. 

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