Después de la última jornada antes del parón por los partidos de selecciones, el Celta ha quedado muy tocado a nivel clasificatorio. Las dos victorias de Valladolid y Villarreal dejan a los de Fran Escribá a 4 puntos de la salvación, con diez jornadas por delante que se han convertido en un auténtico reto para el equipo celeste.
En medio de la depresión generalizada solo una buena noticia: El posible regreso de Iago Aspas. El Doctor García Cota explicaba el pasado sábado en los micrófonos de la Radio Galega, que el regreso del moañés era “seguro” si mantenía la buena evolución de su dolencia. Conviene ser prudentes antes de asegurar que estará en ese partido, pero parece que las sensaciones son buenas.
Su ausencia ha sido dura para un Celta que ha pasado de la zona media de la tabla a meterse en un lío monumental del que habrá que ver si es capaz de salir. Sencillo no será, ni mucho menos, y nada garantiza que el regreso de Iago Aspas obre una mejoría tan espectacular en este Celta que parece haber bajado los brazos, pero es evidente que la presencia del moañés es más necesaria que nunca.
Así pues en esta semana de parón por los partidos de las selecciones, habrá que estar muy atentos a la evolución de Iago Aspas. El futuro del Celta está en sus botas, y en sus músculos, castigados por el esfuerzo acumulado de los últimos años. El celtismo se agarra a su regreso como a un clavo ardiendo, con la esperanza de que el equipo vuelva a ser el que era. Pero, ¿Será suficiente el regreso de Iago Aspas para enderezar el rumbo de un equipo a la deriva?.
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