El Celta decidió anoche poner fin a la estancia de Miguel Cardoso al frente del banquillo celeste. El técnico luso no tuvo excesiva fortuna en su paso por La Liga, y se va con unos números muy malos que dejan al Celta al borde del descenso.
Fran Escribá ha sido el elegido para guiar la nave celeste durante las 12 últimas jornadas del campeonato. El técnico valenciano tendrá por delante un reto complicado pero posible si es capaz de reconducir la situación y orientar a un vestuario que parece a la deriva en las últimas jornadas.
El trabajo que tiene por delante no será sencillo. Primero debe recuperar anímicamente a un equipo que encaja muy mal los golpes que recibe, y debe lograr que todos remen hacia el mismo lado, algo fundamental para conseguir cualquier tipo de objetivo, y una asignatura pendiente para Cardoso. También deberá ser capaz de convertir al Celta en un equipo sólido defensivamente, pero sin perder la frescura en el ataque, algo que no logró Cardoso y que le acabó costando el puesto tras el partido de ayer.
El primer encuentro será frente al Betis, un equipo que llegará a Vigo herido tras los últimos sucesos, pero situado a un punto de Europa, con un patrón de juego muy claro después de un año y medio, y la sensación de que el partido del domingo es una especie de final para alcanzar sus obejtivos. Una semana después toca visita al Bernabéu, un estadio siempre complicado, ante un Real Madrid que parece haber dicho adiós a La Liga.
Tras estos dos encuentros llegará el parón liguero, y se espera que para entonces, si no está antes, Escribá ya pueda contar con Iago Aspas. Será en esas diez últimas jornadas en las que el Celta se jugará la permanencia, y lo hará con su estrella recuperado. El objetivo de Escribá es llegar a esta última decena situado fuera de los puestos de descenso. De momento cuenta con dos puntos de ventaja, la herencia que le ha dejado Miguel Cardoso.
Pero también en el aspecto personal será un reto la llegada de Escribá al Celta. El técnico valenciano triunfó en el Elche, a quien ascendió a Primera División y mantuvo durante dos campañas, y tras fracasar en el Getafe llegó a un Villarreal al que clasificó para la Europa League, siendo destituido en la sexta jornada de su segunda temporada por desavenencias con la directiva.
Desde entonces, septiembre de 2017, no ha entrenado a ningún equipo, esperando una oportunidad para regresar a La Liga. Su nombre sonó para varios equipos, incluso para el Celta hace unas semanas, pero ninguna operación se concretó. Después de un año y medio sin entrenar, tiene ante sí la oportunidad de demostrar que sigue estando en la rueda de entrenadores habituales. De como lo haga en el Celta dependerán en gran medida sus opciones para encontrar equipo en el futuro, así que para él será todo un desafío triunfar en el equipo vigués.
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