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| Foto: LFP |
Iago Aspas fue la gran novedad en el Coliseum. El moañés regresó al equipo después de cinco semanas de ausencia, en la que el Celta pagó caro la falta del goleador celeste. El moañés no fue titular. Saltó al terreno de juego en la segunda mitad, con todas las circunstancias en contra después de la expulsión de Max Gómez, y la posterior remontada del Getafe, que se aprovechó de un penalti muy justo, y de la superioridad numérica para quedarse con los tres puntos.
El ariete no pudo cambiar el marcador, pero nada más entrar al campo se notó su presencia, ofreciendo criterio al equipo con el balón en los pies, y generando alguna ocasión, como la de Brais Méndez, que salvó un defensor rival.
Es evidente que hoy no era el día para Aspas. Casi nunca lo es contra el Getafe, pero se vio muy penalizado por las circunstancias. Sin embargo, su actuación es un canto a la esperanza para el futuro. Aspas es un futbolista diferencial, de los que son capaces de cambiar el rumbo de un partido con su sola presencia. El próximo sábado, ya de inicio por la ausencia de Maxi Gómez, será el momento de disfrutar de su juego.
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