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| Foto: Ricardo Grobas/Faro de Vigo |
Faltan tres días para que se cierre un mercado de invierno que se ha agitado con el paso de los días. Antes de comenzar el mismo, en casa Celta preveían un mes tranquilo, sin muchos movimientos de entrada y más pendientes de las posibles salidas que se pudieran producir.
Sin embargo, los acontecimientos se han precipitado. El Celta se ha visto con el agua al cuello e intentará poner de su parte para reforzar al equipo todo lo posible y evitar los puestos de descenso, a los que cayó anoche tras la victoria del Rayo Vallecano en Vitoria. Pero además tendrá que estar muy pendiente de no quedarse sin piezas importantes que debilitasen aún más el equipo.
En el capítulo de entradas, el Celta trabaja en la llegada de un lateral izquierdo y un atacante. Ambas contrataciones tendrían que producirse en breve. El tiempo apremia, pero el Celta tal vez se vea obligado a cerrar estas llegadas el último día de mercado si no salen las operaciones que están en marcha.
Más delicado es el apartado salidas, y mucho más desconcertante para el Celta, ya que no puede hacer mucho más que rezar para que nadie pague la cláusula de alguno de sus jugadores. El Celta ha dejado claro que no negocia, así que en ese aspecto poco puede hacer. Carlos Mouriño hablaba de cinco futbolistas que se podrían ir previo pago de su cláusula. Los cinco no se irán, y seguramente no lo harán tan siquiera dos, pero una baja a estas alturas podría ser irremplazable.
Serán tres días de frenética intensidad en casa Celta. Son estos los días más duros para la dirección deportiva, y también para el Consejo de Administración y los ejecutivos del club, que deben tomar decisiones sabiendo que no tienen margen de error. Y eso es muy peligroso en un mercado tan impredecible como el de invierno.
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