Emre Mor pone de su parte


Foto: LFP
En el verano de 2017 el Celta pagó 14 millones de euros por Emre Mor, un futbolista que prometía mucho, pero que después de 15 meses en Vigo no ha ofrecido ni la décima parte de lo que todos esperábamos de él. Al margen de que en el campo nunca ha podido demostrar nada, ha tenido problemas con Unzué, que lo apartó dos veces del equipo, y con Mohamed, quien no lo llegó a apartar, al menos oficialmente, pero si lo dejó fuera de la convocatoria en muchas ocasiones. 

Algo no acaba de funcionar con Emre Mor, y quizás por estos antecedentes tan negativos es por lo que nos conformamos con muy poco. De las altas expectativas que generó su fichaje se ha pasado a una situación totalmente inversa en la que apenas esperamos nada del internacional turco. Por eso este miércoles nos sorprendió gratamente en una noche para el olvido. 

Emre Mor salió en el once titular, formando parte de una extraña línea de mediapuntas sin ningún futbolista por delante de ellos. Junto a sus compatriotas Hjulsager y Sisto, Emre Mor, con nacionalidad turca pero que se crió y se formó en Dinamarca, intentó desestabilizar el partido y traer la eliminatoria para Vigo. No lo logró, pero dejó nuevamente buenas sensaciones, y recordó en cierto modo a ese desequilibrio que veíamos en los vídeos cuando fichó por el Celta. 

Al atacante céltico le falta lo mismo que cuando llegó a Vigo; mejorar en la toma de decisiones cuando la portería está cerca, pero al menos recuperó aquella chispa y la decisión de coger el balón y empezar a regatear rivales, algo que parecía que había perdido. En sus primeros encuentros con el Celta apuntaba a algo parecido a lo que vimos el pasado miércoles, que es mucho mejor que lo que luego pudimos ver. Así que estamos de nuevo en el punto de  partido, en aquel choque ante el Getafe de la pasada temporada. La misión de Cardoso, y del propio Mor, es la reconducirlo y aprender a terminar bien las jugadas. Si su actitud se mantiene, no cabe duda de que lo hará. 

En Anoeta le vimos incluso meter la pierna en más de una acción, y no se puede dudar en ningún momento de su actitud ni su comportamiento en el terreno de juego. Se acabó el Emre Mor eternamente enfadado con el mundo que acababa siendo el peor rival de sí mismo. No conviene emocionarse demasiado, pero tal vez estemos ante su despegue. Ojalá sea el definitivo. 

0 comentarios:

Publicar un comentario