El club vuelve a enfadar a la afición


Foto: M. Moralejo/La Voz de Galicia
Ayer volvía La Liga a Balaídos, y con ella el caos habitual y la sensación de gran parte del celtismo de que al club le importa un pepino. Sé que no es así, pero muchos tienen esa sensación, y no los debemos culpar por ello. Muchos aficionados vivieron ayer un nuevo episodio de ese divorcio cada vez más latente entre el club y sus clientes. 

Fueron muchos los que entraron al partido más de media hora después de que comenzara el partido. El problema surgió con las enormes colas para conseguir una entrada, ago que ya pasó la semana pasada en el Memorial Quinocho. En aquella ocasión la grada de Marcador estaba cerrada por la fiesta de aniversario de la federación de peñas, así que los socios de esta grada debían retirar una invitación gratuita para otras gradas. 

Las colas llegaban hasta el final de Tribuna, ya con el partido iniciado, y a llegar a las taquillas los aficionados se encontraban con varias de ellas cerradas. Ayer también muchos se perdieron el partido, otros incluso desistieron y se marcharon sin comprar entradas al haber comenzado ya el partido.  La falta de una taquilla online para poder adquirir las entradas provocó que muchos se viesen obligados a pasar por la taquilla física. 

Dentro, más de lo mismo. El agua se agotó en las cantinas. En algunas, como Tribuna baja, incluso al descanso ya no había agua fría. Una situación que ya se produjo el año pasado en Río, con el añadido de que la ausencia de la cubierta convertía esa grada en un solarium improvisado. La falta de previsión, un año después, ha dejado a mucha gente sin agua. Algo inadmisible en un club de la entidad del Celta. Un error puede darse una vez. Caer nuevamente en él es una irresponsabilidad grave. 

Mientras tanto, ayer 16.215 espectadores, en una tarde espectacular para acudir a Balaídos, en otro año en el que puede que siga bajando la afluencia al estadio. Dirán que es la emigración, las obras en el estadio, el aparcamiento, y seguirán obviando que a los clientes hay que cuidarlos. 

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