Seis años del último ascenso


Foto: RC Celta
El 3 de junio de 2012 era la fecha señalada para el fin de la travesía por el desierto de la Segunda División. Aquel domingo el Celta recibió al Córdoba, en un partido cuyo desenlace se conocía antes del comienzo del mismo. El Celta necesita un punto para ascender, igual suma que la que le daría la posibilidad de jugar la promoción de ascenso al Córdoba. 

No hubo sorpresas y el partido acabó con empate a cero. Decimos partido porque sobre el terreno de juego había veintidós jugadores y un balón, pero realmente fue un entrenamiento de recuperación con público. Carrera suave, algún rondito, y poco más. Los disparos a portería no se ensayaron. 

Poco importaba eso al entusiasta público celeste, que llenó Balaídos. Más de 30.000 gargantas alentaron a los suyos y empujaron el reloj para que llegase cuanto antes la fiesta por el ascenso. Era el final a cinco largos -y duros- años en Segunda División, en los que el equipo había vivido de todo. El peligro del descenso, la zozobra de una posible desaparición con el club inmerso en la ley concursal. 

Después llegó la recuperación, agarrándose a la cantera, con Eusebio Sacristán como principal valedor. El de La Seca lideró al equipo en la Copa del Rey de la Temporada 2009-10, plantándole cara a todo un Atlético de Madrid con muchos chicos de la casa. Paco Herrera completó el trabajo con la inestimable ayuda de tres fichajes que funcionaron: David Rodríguez, De Lucas y Joan Tomàs. 

Aquel 3 de junio se puso punto y final a cinco años complicados. Herrera alineó de inicio a Sergio, Hugo Mallo, Túñez, Oier, Roberto Lago, De Lucas, Álex López, Oubiña, Orellana, Iago Aspas y Bermejo. En la segunda parte entrarían David Rodríguez, Natxo Insa y Joan Tomàs. Esos fueron los héroes que completaron el trabajo, pero todo aquel equipo, titulares y suplentes, consiguieron durante 42 jornadas hacer regresar al Celta del lugar donde jamás debió salir. 

Han pasado ya seis años. Parece increíble el vértigo del tiempo. El Celta sigue en Primera, y solo sufrió un año para mantenerse en la misma categoría. A aquel infierno le ha sucedido el paraíso. El objetivo es no mudarnos más. 

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