Sergio lo ha vuelto a hacer. El de Catoira regresó a la titularidad con cierta fortuna, tras la lesión de Rubén Blanco, pero se ha agarrado como a un clavo ardiendo y no parece dispuesto a soltar la titularidad tan fácilmente. De hecho, sacarlo ahora del once inicial sería una aberración que no cometerá Juan Carlos Unzué, porque el momento de forma del canterano es impresionante.
Ayer volvió a dar otro recital que levantó los aplausos de la grada, que ovacionó largamente al futbolista. Si el Celta sacó un punto ayer fue en gran medida gracias a sus actuaciones, algunas espectaculares, especialmente en el tramo final, cuando el Celta concedió mucho espacio para las contras del Valencia.
El de Catoira sacó una mano brutal a un remate de cabeza tras un centro lateral, e incluso fue capaz de desviar con el hombro un mano a mano que el banquillo del Valencia ya cantaba como gol. Está en un gran momento de forma, y ha demostrado que jamás se le debe dar por muerto. Y eso que este año pareció estar más cerca que nunca de eso cuando su renovación se complicaba, al tiempo que Rubén Blanco se consolidaba como titular. Le ha vuelto a dar la vuelta a la situación. Siempre lo hace.
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