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Foto: La Liga |
Si algo bueno ha dejado esta temporada es la eclosión de Brais Méndez. Al de Mos lo conocía el celtismo desde hace tiempo. Se ha ido acercando al primer equipo con paso firme y demostrando que el talento puede más que cualquier otra cosa. El año pasado se consolidó en el filial de la mano de Alejandro Menéndez, tras compaginar este equipo con el juvenil durante un par de temporadas.
Antes de eso ya lo hizo debutar Berizzo con el primer equipo en un amistoso ante el Lugo. Aquel día marcó un gol en el que dejaba entrever su calidad, y fue el mejor del equipo. Luego no acabó de tener oportunidades durante la temporada. Su momento aún no había llegado, pero cuando tienes talento acaba llegando. Es lógica pura, inercia simplemente.
Juan Carlos Unzué pasará a la historia como el entrenador que dio la alternativa a Brais Méndez. Y no es poco, porque se trata de un futbolista que tiene pinta de marcar una época en Vigo, si es que no se lo llevan antes. Este año acumula una veintena de partidos con el primer equipo. Unzué le ha dado galones. Ayer fue titular ante el mismísimo Barcelona, pero también lo fue en el partido de la primera vuelta. Es un recurso fantástico cuando Wass tiene que abandonar su posición, y seguramente lo será cuando el danés abandone el equipo.
Ayer dio un recital, impropio de un joven de apenas 21 años ante un trasatlántico como el Barcelona, y pudo ser aún mayor si su disparo en lugar de rozar el palo entra, o si Jozabed aprovecha el brutal pase que le dio en la segunda mitad. Pero más allá de estas acciones puntuales está la sensación de saber jugar, de saber en todo momento lo que tiene que hacer y saber hacerlo. El fútbol es básicamente eso.
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