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| Foto: LFP |
Hace no mucho que la afición deportivista solía burlarse de Iago Aspas por la escasa efectividad del moañés en los derbis. Este partido era una de las grandes asignaturas pendientes del delantero celeste, que salía extra motivado en estos encuentros y no acababa de ser útil al equipo.
Iago Aspas tocó fondo en aquel derbi de 2013, cuando cayó en las provocaciones de Marchena, a quien le propinó un cabezazo que le enviaría directo al vestuario, quedando el Celta en una situación complicada para salvar la categoría. Pero todo cambió en su regreso a Vigo, y especialmente en el derbi de la pasada temporada en Balaídos, cuando el moañés anotó un doblete que permitía al Celta golear (4-1) al Deportivo.
La superioridad del equipo celeste se basó en gran medida en la tranquilidad de Aspas para anotar el 2-1 al transformar un penalti, y también en la templanza para hacer el 4-1 en una acción a la contra. Aquel encuentro le sirvió a Aspas para quitarse un gran peso de encima, y se ha notado en los siguientes derbis.
En el de la segunda vuelta anotó el tanto de la victoria tras un gran pase de Beauvue. Un encuentro y una celebración que pasarán a la historia y que son su firma. Se puso delante de los aficionados de la grada de Maratón, ocupada por la peña Riazor Blues, y les mostró el escudo de su camiseta. Ayer volvió a hacer lo mismo, eso sí ante una grada bastante más calmada. Era su cuarto gol en un derbi y el 0-2 que dejaba el partido muy cerca de la sentencia.
Esta llegaría en la segunda mitad con otro tanto del futbolista céltico, que se sintió el rey de Galicia mientras sus compañeros lo felicitaban. Era su quinto gol en 8 partidos ante el Deportivo, cifras que empiezan a sembrar el pánico entre los aficionados deportivistas.
Rezaba una pancarta colocada por Riazor Blues en un derbi anterior: “Ya que sueñan con nosotros, seamos su peor pesadilla”. Se lo pueden aplicar perfectamente a sí mismos. Aspas ha conseguido ser su peor pesadilla.
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