La peor profesión del mundo


Foto: Kiko Hurtado/Marca
La profesión de entrenador es una de las más desagradecidas que existen. Por supuesto dentro del mundo del fútbol es la peor valorada. Es sabido que los partidos los ganan los jugadores y los pierden los entrenadores, y con esa cruz tienen que vivir los pobres técnicos. Da igual lo que hagan o como lo hagan, tras cada derrota ellos serán los culpables. 

El partido de ayer es un ejemplo gráfico de esto. Los detractores de Unzué, que como cualquier entrenador que se precie los tiene a cientos, sino miles, pusieron el grito en el cielo tras la derrota de ayer. Pero, ¿Fue realmente culpa de Unzué la derrota de ayer?. Hágamos un poco de fútbol ficción. ¿Qué hubiera pasado si Maxi aprovechase los tres goles fáciles que no supo convertir?. 

Si el delantero acertase en esas tres ocasiones, acabaría el partido con 4 goles, y una victoria casi segura del Celta. ¿Quién sería la estrella del partido? Sin duda Maxi Gómez. Y con razón. Marcar 4 goles no es nada sencillo. ¿Se acordaría alguien de Unzué tras esta victoria?. Seguramente nadie. 

Bien, vayamos con los tres fallos que tuvo Maxi. ¿Qué cuota de responsabilidad tuvo Unzué en que el delantero no marcase algunos de esos tres tantos?. Sería una temeridad darle alguna responsabilidad. Entonces, ¿Por qué el culpable de la derrota debería ser Unzué?. No estoy culpabilizando con esto a Maxi, que falló tres ocasiones, pero tuvo el mérito de estar bien colocado para marcar. Y esta es una parte muy importante del trabajo de un delantero, y no cabe duda de que Maxi lo hace a la perfección. Los falló, pero nadie le regaló la posibilidad de marcar. Tuvo que buscarla. 

Pongo este ejemplo porque considero que ayer el Celta lo hizo todo para ganar. Y mereció hacerlo, o al menos no sería injusta la victoria, como tampoco lo sería el empate, porque el Sevilla también tuvo ocasiones claras. Fue un partido difícil, ante uno de los mejores equipos de Europa y acabó perdiendo el Celta por falta de acierto, pero no se puede decir que haya sido fallo del entrenador o de un jugador en concreto. Se perdió como se pudo ganar, y es cierto que en otros partidos el equipo falló o no estuvo al nivel, pero este no es el caso. 

La paciencia en el mundo del fútbol dura muy poco. O nada. Muchos la perdieron con Unzué tras el segundo amistoso, y otros se han ido desconectando, pero da la sensación de que cuando uno se desconecta ya no puede volver. Es buena la crítica. Necesaria diría, y es evidente que Unzué no lo está haciendo todo bien, pero ni mucho menos es el desastre que algunos quieren pintar. El Celta, como equipo, tiene sus limitaciones, y la plantilla hace lo que puedo. 

Recuerdo que el ahora idolatrado Berizzo recibió numerosas críticas en su momento. Algunas furibundas. Que algunos nunca lo soportaron, seguramente los mismos que ahora no soportan a Unzué y antes criticaban a Luis Enrique, a Abel a Paco Herrera. Me pregunto si para ellos valdrá algún entrenador o lo mejor sería que Mouriño los contratase a ellos. Esto sería un peligro, porque en la rueda de prensa posterior al partido se tratarían a sí mismos con dureza y pedirían su dimisión tras cada derrota. Por eso no son entrenadores. 

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