Puede que el pasado viernes algún aficionado temiese por el resultado en los instantes finales. El Celta perdonó una goleada, y como suele ser habitual el rival apretó en los últimos minutos y pudo haber marcado de no ser por un fallo garrafal de Guerrero, solo ante la portería céltica.
Todo ese temor se hubiese evaporado si reparásemos en que en el banquillo estaba Diego Alende, un auténtico talismán para el Celta cada vez que aparece por una convocatoria. Sus cifras hasta esta temporada eran de 6 victorias y 1 empate en los 7 partidos en los que había sido convocado anteriormente, y este año está elevando aún más la estadística tras ser convocado ante Las Palmas y Leganés. Sus datos ahora mismos son 8 victorias y 1 empate, (ante el Betis en el Benito Villamarín) en 9 partidos. No está nada mal.
Su primera llamada fue el 28 de noviembre de 2015 en un partido de Liga ante el Sporting, que acabó con victoria celeste (2-1). Unos días después, el 2 de diciembre, viajó con el Celta a Almería para un partido de Copa en el que tampoco tendría minutos. Su debut oficial llegó el 5 de diciembre en el Benito Villamarín, en un partido de Liga en el que saltó al terreno de juego en el minuto 50 en lugar de Théo Bongonda.
Después estaría en otras dos convocatorias de Liga (Espanyol y Granada), en las que no llegaría a jugar, y sí lo haría en los partidos de Copa ante el Almería en Balaídos, la vuelta en la que el Celta ganó por la mínima, y también la vuelta de la siguiente ronda ante el Cádiz, saldado con un 2-0 para los celestes. Alende disputó ambos partidos completos.
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