Unzué, las ideas y los matices cardiosaludables


Foto: LFP
Decía ayer Juan Carlos Unzué que no podía jugar a algo en lo que no creía. Y no le falta razón al navarro. No es bueno traicionar nunca tus principios, algo que se puede aplicar a cualquier faceta de la vida, no solo al fútbol, como también es cierto que existen los matices, y tal vez ciertos matices le convendrían al Celta en este momento. 

La idea de salir jugando desde atrás es muy loable, y Unzué no cree en ella solo por lo estético, que en este caso coincide, sino por lo práctico. Debemos desterrar la idea de que existe un fútbol bonito y un fútbol práctico que no tienen nada en común, porque por encima de todo los entrenadores buscan la practicidad y los resultados, que es lo que les hará vivir más tranquilos. 

Tocar desde atrás es un sistema pensado para romper líneas de presión y llegar a la meta rival con espacios que no tendrías si decides jugar en largo. Ante un equipo replegado, iniciar la jugada en el centro del campo es una bendición, porque le permite defender mejor con todo el equipo junto pertrechado en las inmediaciones de su propia área. Evidentemente, se puede superar si cuentas con mucho talento arriba, pero si no es así, la dificultad es evidente. 

Depender de una genialidad no es una idea buena, por eso Unzué apuesta por salir desde atrás, y buscar el error del rival para encontrar espacios que permitan llegar con más peligro a la portería contraria. Pero el problema es que es un sistema que tiene al suicidio si no se ejecuta de forma correcta. El preparador navarro considera que tiene los jugadores adecuados para llevar a cabo tal idea, pero en el partido de ayer se apreciaron matices. 

La salida de balón no fue la única opción, y vimos en varias ocasiones a Sergio despejar balones en largo para que Maxi los pelease e intentase ganar metros. Desde luego es una opción más segura, que no se debe llevar a cabo por defecto, pero que en ocasiones es lo más sensato, e incluso lo más práctico. Unzué y su equipo deben encontrar el equilibrio entre una idea inteligente y una idea peligrosa. La apuesta por ese juego es fantástica, y seguramente acabaremos disfrutando mucho en Balaídos, pero de momento nuestro cardiólogo nos recomienda que no miremos cada vez que un defensa se la pasa a Sergio en condiciones poco ventajosas. Conclusión, los matices son cardiosaludables.

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