El VAR, el famoso sistema de vídeo arbitraje asistido, ha llegado para quedarse en el fútbol, pero por desgracia no será en la liga española, al menos de momento. La Liga de Fútbol Profesional quería implantarlo este mismo año, a imagen y semejanza de las mejores ligas del continente, pero se encontró con la negativa de la Real Federación Española de Fútbol, que prefiere dejar la justicia en el azar del acierto o el error del colegiado de turno.
Así las cosas en esta primera jornada nos hemos encontrado con varias acciones que se hubiesen resuelto en caso de contar con la tecnología. Ha habido dos goles fantasmas, uno en Sevilla, que subió al marcador a favor del equipo de Berizzo, y otro en San Mamés, que no fue gol del Getafe a criterio del colegiado. Los dos se hubieran solventado con la presencia del ojo de halcón, que se lleva utilizando en el tenis desde hace años y en la Premier League desde hace varias temporadas. Es un sistema que no admite discusión alguna y que no necesita la interpretación de un humano.
El VAR hubiese estado genial en Balaídos el pasado sábado en la acción del tercer gol de la Real Sociedad. Era una jugada difícil de ver por lo rápido que se produjo la acción. En directo me pareció dentro del área, pero al verlo por la tele la acción no deja lugar a la duda. Esa jugada es el mayor ejemplo de lo necesario que es un sistema de este estilo en el mundo del fútbol.
Es un ejemplo perfecto porque considero que no es un error flagrante del árbitro ya que es una jugada muy difícil. Todo sucede muy rápido y los jugadores caen dentro del área. Con el VAR ese efecto óptico hubiese desaparecido. Bastaría con ver una repetición para que Mateu ordenase lanzar una falta al borde del área en lugar de un penalti. Teniendo en cuenta la mala fortuna que tiene el Celta con las decisiones arbitrales, urge ya que se implante un sistema que evite en la medida de lo posible los errores de apreciación. ¿Hasta cuándo tendremos que esperar?.
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