Cuando el Celta cayó eliminado ante el Manchester United, ya sin opciones de alcanzar ningún objetivo en la Liga, el celtismo sintió que, además de que se había ido una posibilidad única de alcanzar una final europea, se había terminado la competición. Era el 11 de mayo, así que todos sabíamos que por delante teníamos más de tres meses sin un partido oficial con algo en juego que echarnos a la boca.
Pero el tiempo pasa mucho muy rápido, así que el largo verano se ha acabado, y con él llega la competición oficial. En dos días, el celtismo se volverá a reunir en Balaídos para vivir un partido de Liga, ante la Real Sociedad ni más ni menos, uno de los posibles rivales por los puestos europeos para este curso que empieza.
Y francamente ya vamos teniendo ganas de que vuelva la competición de verdad, de que podamos volver a sentir ese cosquilleo especial de las tardes de fútbol, de volver a sentir que hay tres puntos en juego, y de esa alegría especial que da conseguirlos. Ha sido largo y duro, tratamos de llevarlo de la mejor manera posible. El fútbol siempre genera debate, y nosotros hemos tratado de colaborar a ello, pero es evidente que el fútbol son los partidos. Eso es lo que hace que todo lo demás se mueva, y ya íbamos teniendo ganas de ver movimiento.
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