A Jota lo conocemos bien en Vigo. Su talento es innegable, y ya lo era cuando jugaba en el Celta. Una pena que no lo pudiese explotar durante su etapa viguesa, y que tuviese unas aspiraciones demasiado elevadas que impidieron al celtismo disfrutar de un futbolista que apuntaba muy buenas maneras desde las categorías inferiores del club.
El de A Pobra do Caramiñal fue uno de los componentes del equipo juvenil que alcanzó la final del año 2009 junto a otros jóvenes talentos como Toni, Joselu, Rodrigo o los hermanos de Pogba. De todos, él seguramente era una de las mayores esperanzas, pero su llegada al primer equipo no fue tan fructífera como la de otros compañeros de generación.
Aún así, demostró sobradamente su talento en el Celta B, donde anotó 22 goles en 68 partidos disputados en dos temporadas, la 2010-11, y las 2011-12. En ese momento alternó apariciones con el primer equipo, alguna muy buena como en Albacete en su primera temporada, y otras más discretas. Paco Herrera nunca lo acabó de ver, y llegó a lamentar el entorno que rodeaba al futbolista, que en el verano de 2012 se pondría en rebeldía para irse al Madrid Castilla.
Aquel verano empezó a fraguarse su salida del club. No triunfó en la capital, y fue cedido al Eibar, a quien llevó a Primera División. Sería entonces cuando el Brentford se lo llevó a Inglaterra, y allí nos lo encontramos esta tarde, muy motivado, y con ganas de demostrar todo el fútbol que lleva dentro. Y no es que haya hecho el partido de su vida, pero estuvo muy bien en la primera parte, mostrando que es el líder de su equipo, coronando su actuación con un gran gol de libre directo. Da pena no haberlo disfrutado aquí, pero es evidente que el Celta hizo todo lo que pudo.
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