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| Foto: Jorge Guerrero |
Andreu Fontàs afronta una temporada muy importante para su carrera deportiva. A punto de cumplir 28 años, está ahora mismo en la mejor etapa de un futbolista profesional y debe refrendarlo en el terreno de juego después de dos año en los que las cosas no le han ido excesivamente bien en lo deportivo.
El de Banyoles se pasó la temporada 2015-16 casi en blanco debido a una lesión que le tuvo entre algodones durante la primera parte del campeonato, y que le dejó fuera de combate en el derbi jugado en Coruña en el mes de noviembre. Esa lesión le impidió volver a jugar con el equipo en lo que restaba de temporada.
El zaguero encaró el pasado verano con la misión de recuperar la titularidad que le había arrebatado Sergi Gómez durante su lesión. Ese verano llegaban Roncaglia, procedente de la Fiorentina, y David Costas, que regresaba tras su cesión en Mallorca, con lo que aumentaba sensiblemente la competencia. Además, problemas personales le obligaron a abandonar la concentración del Celta en Italia y retrasaron su puesta a punto.
A Fontàs le costó varios meses estar a un nivel físico que le permitiese competir con sus compañeros, en lo que parecía otra temporada perdida. Sin embargo, en la segunda vuelta creció y acabó disputando partidos importantes de la Europa League en la recta final del curso, aunque acabó la liga con tan solo 17 partidos jugados. Este año tendrá que volver a competir con Sergi Gómez y sobre todo con Roncaglia, y también vuelve de una cesión el mejorado David Costas, además de Cabral, que parece el único indiscutible.
Así que no lo tendrá fácil y debe pelear por asegurarse un puesto en el once inicial, o al menos jugar con cierta regularidad. Sin duda será un reto enorme para el catalán, que contará a su favor con la presencia de Unzué. Al Celta llegó cuando Luis Enrique y el navarro entrenaban al equipo, y es un jugador del gusto y del estilo que busca perpetuar el nuevo entrenador en el club, pero eso no le garantizará nada.
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