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| Foto: José Jordan/Getty Images |
El rendimiento de Fabián Orellana no está siendo el que esperaban en Valencia. El internacional chileno salió del Celta en este mercado de invierno después de sus desavenencias con Eduardo Berizzo. El técnico lo apartó del equipo y aseguró que no volvería a jugar bajo sus órdenes, lo que obligó al club a buscarle una salida. Esa llegó desde Valencia, que se llevó por 3 millones de euros a un futbolista con mucho más valor para el Celta.
Pero por el momento no está justificando ni la inversión, a pesar de ser escasa, ni el reiterado interés del conjunto valenciano en los últimos años. El verano pasado estuvo a punto de pagar 12 millones de euros por su contratación, pero el Celta no aceptó el traspaso. Su rendimiento en Valencia está decepcionando. Y eso que empezó bien con un gran partido ante el Athletic y marcando un gol contra el Real Madrid que le daba la victoria a su equipo.
Una expulsión en Mendizorroza cortó su progresión. A partir de ahí alternó la titularidad con la suplencia, a pesar de que jugó 16 partidos desde el mes de enero, 13 de ellos como titular, pero solo en seis encuentros disputó los noventa minutos. En estos partidos anotó un gol, el que antes comentamos contra el Real Madrid.
Su temporada ya se ha acabado porque ante el Espanyol vio una tarjeta amarilla, la quinta de su ciclo, por lo que se perderá la última jornada del Valencia. Sobre su rendimiento habló su técnico, Voro, al término del partido del pasado sábado en Cornellá: “Cuando llegó sabíamos qué tipo de futbolista buscábamos, que pudiera jugar entre líneas. Ha tenido partidos buenos y otros menos. Es un futbolista que te verticalidad y posesión entre líneas”, afirmó.
La prensa valenciana es bastante unánime al respecto: Orellana ha decepcionado en sus primeros meses como jugador del Valencia. Por delante tiene tiempo para darle la vuelta a esta situación. Recién llegado a Vigo en su segunda etapa como jugador del Celta decepcionó, y llegó incluso a ser excluido por Luis Enrique. En verano rechazó ser cedido al Mallorca de Segunda División, y tras no jugar un solo partido hasta el mes de noviembre, acabó siendo el mejor del equipo en aquella temporada.
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