Julián Ruiz se obsesiona con el nacionalismo del Celta


Hace unos años se hizo famoso Julián Ruiz entre el celtismo. Fue tras un partido de Copa disputado en Balaídos, con Paco Herrera en el banquillo y un golazo de Cristian Bustos que le daba ventaja al equipo vigués en el partido de ida (2-1). A Julián Ruiz no le sentó bien que el Celta intentase marcar y tituló en su blog personal: “El paletismo del ardor nacionalista del Celta”.

Desde entonces han pasado más de cuatro años, y Ruiz, que ya por entonces era un viejo cascarrabias, ha ido a peor. Ayer tampoco le sentó bien que el equipo vigués le plantase cara a su Real Madrid, y volvió a la carga nuevamente con esa obsesión llamada nacionalismo, que parece trastornar al periodista musical. 

En su columna de el Mundo escribió ayer joyas como estas: 

“Ha sido pues una Liga Celta. Vigo le ha dado el título a los blancos. Las triquiñuelas, una vez más, son herencia de desgraciados, como el triste final del Celta, que ha acabado como una sombra”.  
“De cualquier forma, el nacionalismo de regiones instaurado en nuestro país es insufrible y peligroso. El Real, que es como decir, la capital del Reino, es el muñeco de pimpampum para castrar todas las frustraciones y fracasos de los nacionalismos regionalistas. El Celta tiene siempre un comportamiento insano cuando juega frente al Madrid. En esta ocasión llegaba tras seis partidos sin ganar, incluidos el ridículo en Vitoria y el 1-1 en Old Trafford, con el equipo absolutamente hundido física y técnicamente. Fue el castigo para un alcalde lleno de sueños quiméricos”. 
“Fue un final patético. ¿Ha merecido la pena acabar así?Bastó que Iago Aspas, en plena impotencia, representara el típico victimismo de los nacionalistas para que se disparasen todos los fusibles del Celta. La ira, la cólera ante el Madrid. Simplemente grotesco, porque el Celta, como conjunto, estaba acabado.” 

Dicen que la ignorancia es atrevida, y en su caso podría exportar a varios países del mundo. Pensar que la motivación de Iago Aspas es el nacionalismo sería como pensar que el peluquero de Julián Ruiz ha estudiado peluquería, pero incluso aunque así lo fuese sería tan lícito como lucir esa chaqueta, y desde luego mucho menos molesto. 

Eso sí, hubiese pagado por ver su cara mientras sonaba el himno galego por la megafonía de Balaídos. 

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