El odiado Raúl García


Foto: LFP
A lo largo de la historia siempre ha habido futbolistas que caían especialmente mal a las hinchadas rivales. Normalmente deben juntarse dos circunstancias para que esto se produzca. Por un lado es necesario que se trata de un buen jugador, que suela hacer daño a los equipos rivales, y sobre todo que su comportamiento no sea ejemplar. Las aficiones suelen entender mucho más a los jugadores duros que a los cínicos. 

En el Athletic hay dos ejemplos de esto último: Aduriz y Raúl García. Sobre todo este último, un futbolista que se ha labrado a lo largo de sus años en el fútbol profesional, una fama de jugador sucio que le acompañada a casi todos los estadios de la Liga. Ayer además le marcó dos goles al Celta, lo que tampoco ayuda a caer mejor a los aficionados. 

Por eso, cuando fue sustituido recibió una pitada impresionante, mucho mayor que el recibimiento de Balaídos a Aduriz, que apenas contactó con el balón durante los minutos que estuvo en el terreno de juego. Raúl García sí que lo hizo, enviando dos de ellos al fondo de las mallas de Sergio, pero también tuvo tiempo a meterse en algún lío, como viene siendo habitual. 

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