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| Foto: Getty Images |
Cuando la Hungría de Ferenc Puskas llegó a Wembley en 1953 para disputar un partido amistoso ante Inglaterra, muchos aficionados locales sintieron cierta lástima de aquellos futbolistas llegados del este que en lugar de portar los lujosos borceguíes que llevaban los jugadores ingleses, lucían unas extrañas botas por debajo del tobillo que los aficionados ingleses asociaron a la pobreza.
Aquel día Hungría ganó 6-3 y dio un recital de fútbol que aún se recuerda y que merece la pena ser visto. Era una selección que parecía llegada del futuro, y también sus botas lo eran, ya que unos años después todos los jugadores del mundo las lucirían. De hecho hoy en día siguen siendo así, aunque en los últimos tiempos vuelven a tener la apariencia de un borceguí con una para blanda que protege el tobillo.
Aquellos jugadores húngaros eran héroes de su tiempo. Futbolistas de una calidad excepciones, pero a la vez recios luchadores. Cambiaron el mundo del fútbol. Durante muchos años las botas de los jugadores siempre fueron negras, pero el paso del tiempo ha traído el colorido. Hoy nuestros héroes lucen botas de llamativos colores, con las marcas comerciales convertidas en un actor más del juego.
Los héroes célticos no son ajenos a las modas. Este equipo, que ya es historia del Celta, siempre será recordado por su juego ofensivo, su vistosidad, y una ambición que le ha llevado a alcanzar un hito jamás alcanzado en la historia del club. Los componentes del “Toto Team” son jugadores de su tiempo, y dan colorido con sus botas. Son modas que pueden gustar más o menos, como aquellas botas “de pobres” de los jugadores húngaros. Lo que de verdad importa es lo que transmiten, y nuestros héroes transmiten mucho. Me pregunto que pensarían Puskas, Czibor y compañía de este Celta. Lo que es seguro es que se pondrían sus botas. O tal vez no.
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