Los de gris son los nuestros


Foto: Marta G. Brea/Faro de Vigo
No suele ser necesario aclarar este tipo de cosas, pero ayer muchos aficionados se sorprendían al llegar a Balaídos y ver un equipo de gris contra un equipo de blanco. La aclaración era necesaria porque el Celta juega de celeste casi desde su fundación, y es un concepto que todo el mundo que acude a Balaídos y cualquier aficionado medio al fútbol tiene claro.

Sin embargo ayer había que aclarar que esos chicos que correteaban alegremente por Balaídos vistiendo de gris eran los nuestros. El fútbol moderno trae consigo este tipo de cuestiones. El Genk solo tiene una equipación suplente, la blanca, y la medida salomónica de la UEFA fue la de que ambos equipos jugasen con su uniforme suplente para no confundirse, aunque la primera equipación de ambos equipos no debería crear confusión, como se ha demostrado con otros equipos blanquiazules que visitan Balaídos, como el Deportivo por ejemplo. 

Pero no pudo ser, así que se decidió que el Celta jugase como local con una camiseta diferente a la suya, algo que ya sucedió en el año 2000 en un partido ante el Zenit de San Petersburgo en la Copa de la UEFA. Siempre en la misma competición. Sería bueno respetar los colores de los equipos. El Celta no siempre lo hace, utilizando equipaciones suplentes en partidos en los que bien podría jugar con la suya, pero no es tan exagerado como otros equipos. El Barcelona no juega con su uniforme titular en Balaídos cuando podría hacerlo perfectamente. 

Es evidente que el fin de todo esto es vender camisetas, pero se estropea bastante la imagen del fútbol. La UEFA, antes de tomar medidas como la de ayer, debería obligar a los equipos a tener una equipación alternativa a la primera que se diferenciase cromáticamente, para evitar que un equipo local tenga que jugar con una camiseta ajena. Esperemos que pasen muchos años antes de volver a ver algo así. 

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