"El fútbol es un lugar" por Breo Gallagher


Foto: LFP
No caeré en el error de pensar que los toros se ven mejor desde la barrera, o mejor dicho (las metáforas taurinas me repatean bastante), no voy a pensar que el fútbol se ve mejor desde la tele o la grada que desde la posición de míster, ya sea a pie de césped o de andamio. Pero a veces uno se pregunta si ahí abajo se ve realmente lo mismo. El entrenador acaba sus vacaciones de verano, llega al equipo en pretemporada y se encuentra con unos cromos determinados que, o bien son fichajes que no ha pedido él (que suele pasar…), o bien sí los ha pedido, o por otro lado son piezas que ya conoce perfectamente de otros cursos, de muchos entrenamientos, partidillos, partidos, vídeos revisados y demás. Se presupone pues que un entrenador, entre otros quehaceres dignos de su puesto y sueldo, tiene la esencial responsabilidad de saber en qué posición del campo sus jugadores darán mayor rendimiento para el beneficio colectivo. No es cuestión baladí (y seguimos con expresiones rancias), ya que imagínense si a Ronaldo Nazario alguien en su tierna juventud se hubiera empeñado en situarlo como defensa central... De opuesta manera, no sabemos si por ejemplo Christian Karembeu, posiblemente el peor jugador más laureado de la historia del fútbol, habría dado un buen delantero centro killer del área si algún iluminado le hubiera visto maneras para ello (soñar es gratis, olvidaos de este ejemplo).

Lo que quiero decir con esta perorata es que si se le silba a Señé por no tocar una bola a derechas quizás deberíamos preguntarnos, y perdón por los asteriscos, qué c*** hace Señé en la banda derecha. Lo mismo pasa con el archicriticado Theo, a quien en dos años, amén de un buen gol en Las Palmas, no hemos visto todavía empalmar un buen disparo a portería pese a jugar muy cerca de ella… ¿acaso es tan descabellado ver en él un lateral izquierdo, y no un extremo? Sisto es otro ejemplo: ¿es el que escribe el único que ve claramente lo aburrido que está el bueno de Pione jugando en banda, y para más inri a pie cambiado? George Weah, si me está leyendo, me entenderá: no me podría imaginar al mítico liberiano del Milán atrapado entre dos defensores y la línea de cal, justo tal y como se está obligando a actuar al sursudanés… con la de césped que hay para que trote entre las cuatro líneas.

No es cuestión de culpar a nadie, y menos al Toto, quien ha demostrado con creces en su carrera saber gestionar a sus jugadores y sacar lo mejor de ellos. Pero creo firmemente que con estos tres nombres algo no está saliendo del todo bien, y no porque adolezcan de falta de talento para este deporte, sino por mera cuestión de ubicación. A veces el experimento sale mal, véase Toni reconvertido a lateral por obra y gracia de Lucho; a veces sale bien, véase Michu en su etapa post-celeste revelado en un tremendo goleador, primero en el Rayo y luego en la Premier, cosa que no supimos ver por estos lares. Mención especial a Clemente dando épica entrada a Molina en el extremo izquierdo, haciendo éste un partidazo sin precedentes de un portero en la selección. Bromas aparte y resumiendo, es por ello que el simple olfato del técnico de turno puede ser crucial a la hora de que determinados jugadores descubran su lugar en el verde, y por qué no, en la posteridad. Gracias a un tal Paco Herrera, por ejemplo, el celtismo no perdió a uno de los mejores goleadores de su historia, y todo por saber mover a Iago hacia su lugar natural. Pero está claro que la naturalidad, a veces, hay que encontrarla.

Breo Gallagher

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