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| Foto: RC Celta |
Esta debería ser la temporada del crecimiento definitivo de Rubén Blanco. El club mima y trata con cariño a este portero cuya previsión apunta a que será el propietario de la meta celeste durante la próximo década, pero año a año se retrasa su llegada a la titularidad. Ya lo iba a ser el año pasado, pero una lesión le apartó del camino en la primera jornada, y después su rendimiento fue irregular.
Este año perdió otra oportunidad con la lesión sufrida durante el verano, pero en su regreso Berizzo siguió la hoja de ruta. Sergio tampoco había ofrecido un gran rendimiento, y en el regreso del guardameta de Mos no tardó en hacerse con la titularidad gracias a buenos partidos en los que demostró su crecimiento como futbolista. Pero otra vez se cruzó en su camino una lesión, y cuando se recuperó después de perderse una parte muy importante de la temporada, sufrió una recaída de esta lesión en el recto anterior.
El cuerpo médico del Celta ha optado por un tratamiento conservador, porque la cicatriz aún no se ha cerrado y temen que vuelva a producirse otra lesión como ante el Espanyol. El Celta cuenta con él para este emocionante final de temporada, pero durante su ausencia Sergio ha dado un gran paso adelante. Este debía ser el año de Rubén Blanco y ya no lo será. El próximo verano, como los dos anterior, diremos que el próximo será el año de Rubén. Ojalá así sea.
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