Un césped enemigo del Celta


Foto: Octavio Passos/Getty Images
Hace poco más de un año, el césped de Balaídos hacía agua, presentado una lamentable imagen que el Celta decidió atajar. Después de que durante años fuese el Concello el encargado del mantenimiento del verde del estadio céltico, parecía que en los últimos tiempos algo había cambiado y el que llegó a ser considerado como el mejor césped del país, estaba convertido ahora en un patatal en el que era imposible jugar. 

Ante esa situación, el Celta decidió coger el torno por los cuernos, solicitó al Concello el mantenimiento de las instalaciones, cambió el césped y encargó a Royal Verd, una de las empresas más prestigiosas de España, el mantenimiento del mismo. Al principio todo parecía fantástico. El campo presentaba un aspecto totalmente diferente, y visualmente el cambio era apreciable a primera vista. 

Sin embargo, debajo de ese primer impacto visual se escondía un césped que no era todo lo estable que debería. El paso del tiempo ha ido empeorando esta sensación, y hemos visto, desde hace meses, los constantes resbalones de los jugadores. Sin ir más lejos, uno de estos resbalones le costó al Celta un gol cuando Jonny no llegó a tiempo para cortar un balón que acabó convertido en un contragolpe letal que permitirá al Shakhtar tener ventaja para el partido de vuelta. 

Ayer mismo era Daniel Wass el que lamentaba el estado del césped, algo que perjudica especialmente a un equipo como el Celta, que juega al límite en muchos aspectos, y para quien la falta de estabilidad que padecen los jugadores sobre el campo es un auténtico problema de difícil solución. Porque además el estado del césped no es producto de un mal mantenimiento, ni tampoco de condiciones climáticas puntuales. Y eso es lo verdaderamente preocupante. 

Hay ciertos expertos que sostienen que el tapado del foso que delimitaba el campo de las gradas, ha perjudicado gravemente al drenaje del césped. De hecho, fue a partir de ese momento cuando empezó a presentar problemas. Antes de ese momento, el verde estaba perfecto, aunque durante años presentó un hongo que le daba un aspecto visualmente feo, el césped estaba perfecto. Se logró combatir dicho hongo, pero en años posteriores, aunque la imagen que ofrece es más bonita, está empezando a ser un problema para el juego. Y eso hay que arreglarlo, ya no por la derrota ante el Shakhtar, que se explica más allá del estado del terreno de juego, e incluso del resbalón de Jonny, sino para el futuro. Berizzo ya ha dicho en más de una ocasión que no le beneficia al equipo, y es algo demasiado evidente. 

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