Lágrimas celestes


A veces pasan estas cosas. El celtismo siempre da la cara, y ayer lo hizo de manera extraordinaria, acompañando al equipo en un duro trance. Hacia Vitoria partieron en la mañana del miércoles unos 700 aficionados, que dieron colorido a Mendizorroza, y que no pararon de animar durante todo el encuentro. 

Normalmente siempre anima ver a los aficionados del Celta en los estadios, pero he de reconocer que casi me vengo abajo al verlos al final del partido, llorando, totalmente destrozados, con lágrimas en los ojos, y la sensación de haber perdido una oportunidad histórica marcada a fuego en sus rostros. 

El celtismo sigue ganándose el derecho a reclamar que la historia le debe muchas cosas. La de ayer fue otra muesca, pero lo que no te mata siempre te hace más fuerte, así que los que entre ayer y hoy se recorrieron media España para acompañar al Celta, regresarán de Vitoria fortalecidos. Es posible que hoy, recién llegados a Vigo, estén destrozados, pero este viaje, esta experiencia, y todo lo vivido en Mendizorroza, les servirá para el futuro. 

Y pronto, las lágrimas seguirán siendo celestes, pero de alegría. 

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