Cuando la pelota no quiere entrar


Foto: Miguel Riopa/Getty Images
Iago Aspas se presentó ante el público de Balaídos hace casi 8 años, en el ya famoso “día del Alavés”. Ayer volvía a ser el día del Alavés, y el de Moaña pudo irse para casa con un carro de goles en la portería de Gol, la misma en la que en aquella ocasión salvó al Celta del susto de las dos últimas jornadas de Liga. 

El canterano tuvo hasta seis ocasiones clarísimas, y las tuvo de todos los colores, con un lanzamiento al larguero, un paradón de Pacheco, y varios remates de todo pelaje que no acabaron entre los tres palos. Remató con los pies, con la cabeza, e incluso de semi chilena, pero nada le salió. Puso todo el empeño, y se marcha a casa apesadumbrado por no poder marcar. 

No obstante, no debe marcharse triste o cabizabajo, ya que ha firmado un auténtico partidazo. Otro más, en una temporada que lo está encumbrado como el gran delantero que es. Hizo todo lo que estuvo en sus manos, aunque a veces eso no sea suficiente para marcar diferencias. Aspas volvía a enfrentarse al Alavés, un equipo que le trae buenos recuerdos, y esta vez lo dejó irse vivo a Vitoria. En menos de una semana, tiene una nueva oportunidad para amargar al equipo vitoriano. 

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