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| Foto: LFP |
El Celta ha alcanzado el momento más importante de la temporada con toda la plantilla implicada en la consecución de un éxito imborrable. La victoria lograda ayer en Butarque tiene un lectura que va más allá de los tres puntos alcanzados. Es el resultado de un vestuario comprometido con la causa, donde todos los jugadores se sienten importantes. El cuerpo técnico ha logrado hacerlos a todos partícipes del éxito, incluso aunque apenas hayan jugado.
Y es muy meritorio, porque en todos los equipos siempre hay futbolistas que juegan más que otros, y aquellos que lo hacen menos suelen tener menos confianza, o incluso no sentir como propios los éxitos logrados por sus compañeros. Pero el fútbol es un deporte de equipo. Los clubes tienen 25 jugadores por algo, y no es por otra cosa que por el trabajo en común para lograr una causa conjunta.
Los futbolistas que saltaron ayer a Butarque sentían como propio los éxitos logrados por el Celta esta temporada. Sentían que aunque estuviesen en la grada o en el banquillo en los partidos de cuartos de Copa, su aportación había sido clave para eliminar a un coloso como el Real Madrid. Por eso ayer salieron convencidos de que también podrían hacer lo mismo con el Leganés. Porque si los titulares tienen que descansar, los que juegan menos tienen que saber que eso no significa tirar la liga. Y ayer lo demostraron.
Cualquier equipo con confianza puede hacer lo que quiera. Lo vimos el año pasado con el Leicester en la Premier League. Nadie daba un duro por ellos, y aguantaron hasta el final logrando un título que será recordado durante décadas. Logrando algo que probablemente no volvamos a ver ni el que escribe esto ni los que estáis dedicando vuestro tiempo a leerlo. La confianza lo es todo, y si un entrenador es capaz de conseguir que todos los jugadores, los que juegan más y los que juegan menos, sean capaces de tenerla, ese equipo logrará lo que se proponga.
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