¿Solo existe el todo o la nada más absoluta?


Foto: David Moldes
Entre todas las frases y opiniones que se han podido leer en las redes sociales en los últimos tiempos sobre la venta del Celta, me resultó especialmente curiosa una frase pronunciada por un seguidor del Deportivo, al que no le gustaba el hecho de que un holding chino pudiese comprar al Celta, y lo explicaba en Twitter: “O lo hacen bien y pasan a ser muy superiores a nosotros, o desaparecen y se acabó el derbi”. 

Todo o nada. Es una impresión que no solo esgrimen en A Coruña. Muchos aficionados célticos se temen lo peor, y otros lo mejor, pero pocos creen que el equipo pueda seguir siendo, simplemente, como hasta ahora. Es decir, un equipo con el objetivo de la permanencia, que algunos años puede dar la sorpresa y alcanzar Europa, y en otras ocasiones no esté tan afortunado y acabe bajando a Segunda División. Es la historia del Celta en los últimos años y parece que se va a acabar. 

Las opciones solo parecen dos. O los chinos tiran la casa por la ventana y sitúan al Celta en lo más alto, peleando todos los años por la Champions y haciendo un buen papel en Europa, o bien lo hacen tan rematadamente mal que el Celta acaba descendiendo de categoría e incapaz de pagar las deudas que afrontó cuando los nuevos dueños se imaginaban el equipo a lo grande. 

¿No existe la opción de que todo siga siendo igual, o parecido? Seguramente, pero parece que nadie lo quiere ver ahora mismo. Los optimistas creen que vendrán tiempos mejores, que el Celta dará un salto de calidad gracias a inversiones millonarias en fichajes, algo que muchos aficionados rechazan por considerarlo una pérdida de identidad. Pero también hay un grupo muy importante de gente que teme que una mala gestión de los nuevos propietarios sea crítica para la entidad, llegando a poner en duda su existencia futura. En cualquiera de los dos casos, ese aficionado deportivista sufrirá. 

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