El día que el Celta hizo llorar a Van Gaal


Foto: Laurence Griffiths/Getty Images
Philippe Christanval jugó en el Barcelona entre 2001 y 2003. En una entrevista concedida a SRF, el futbolista francés, ya retirado tras una carrera en la que militó en el Mónaco, Barcelona, Olympique de Marsella y Fulham, recordó alguna de las anécdotas de su carrera como futbolista profesional, entre ellas la que le pasó en un partido jugado con el conjunto catalán en Balaídos. 

Aquella era una temporada complicada para el cuadro azulgrana, que ocupaba la décima posición antes del partido, con 4 puntos menos que el Celta, y a 17 de la Real Sociedad, que lideraba la tabla. Era el 26 de enero de 2003, y Luouis Van Gaal llegaba a Vigo con la espada de Damocles encima de su cabeza. Una derrota supondría su segura defenestración.

El Celta, de la mano de Miguel Ángel Lotina, había abandona la idea de fútbol preciosista por uno más efectivo, aunque menos atractivo para el público. Se estaba fraguando la primera clasificación de su historia para la Champions League, y cerrar la primera vuelta con una victoria ante el Barcelona era muy motivante. 

Lotina puso aquel día en liza un equipo formado por Cavallero, Velasco, Berizzo, Cáceres, Sylvinho, José Ignacio, Luccin, Jesuli, Gustavo López, Edu y Catanha. En la segunda parte entraron Vagner, McCarthy y Mostovoi. El Barcelona llegó a Vigo con un equipo interesante: Bonano, Reiziger, Frank de Boer, Puyol, Cocu, Mendieta, Iniesta, Xavi, Overmars, Kluivert y Saviola. Van Gaal solo hizo un cambio, con la entrada de Rochemback por Mendieta. Christanval vio el partido desde el banquillo, acompañado por Enke, David Sánchez, Riquelme y Dani. 

Ganó el Celta, por supuesto, aunque al descanso se llegó con empate. En el 47 marcó Jesuli, y seguramente recordaréis el 2-0, obra de Sylvinho de precioso volea, que besaba las mallas que estrenaba aquel día el Estadio de Balaídos. La victoria del Celta mandó al Barcelona a la decimotercera posición, y a Van Gaal al paro. 

Joan Gaspart no tuvo más paciencia y decidió cambiar de entrenador. Su lugar lo ocuparía Radomir Antic, que año después llegaría a Vigo. Pero estábamos con Christanval, que contó una anécdota de lo que sucedió aquel día en el vestuario de Balaídos cuando Van Gaal reunió a la plantilla para despedirse: “Empezó a hablar y, de repente, se puso a llorar como un bebé… estaba herido”, comenta el futbolista francés, impactado por la imagen ante un entrenador con fama de “tipo duro y frío”. Eso sí, la plantilla, salvo los holandeses, respiró aliviada aquel día. 

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