Las bodas de plata de Gudelj en Vigo


Foto: Benito/La Voz de Galicia
Este fin de semana se cumplieron 25 años de la llegada de Vlado Gudelj al Celta. Fue un 17 de julio de 1991, cuando aquel desconocido bosnio, presentado por Faro de Vigo como Vladimir Gudelj, se convertía en nuevo fichaje del Celta. Su rendimiento fue inmediato, ya que nada más aterrizar en Vigo se convirtió en un futbolista clave en el ascenso de la Temporada 1991-92. 

Vlado Gudelj llegaba del Vélez Mostar y dispuesto a marcar muchos goles para el Celta como prometió en su presentación. Dicho y hecho; aquel nombre futbolístico, a veces tan impronunciable, se fue haciendo un hueco en el panorama futbolístico español: el Celta era líder de la Segunda y un tal Gudelj, estaba creando el pánico en las defensas rivales con varios ‘hat-tricks’ incluidos. Sus goles, marca de la casa, su carácter educado y tímido y su implicación desde el primer partido con el Celta y el objetivo del ascenso, le convirtieron en el ídolo de la afición y se desató en Vigo la auténtica ‘Gudeljmanía’.

Atrás quedaban nombres de ilustres delanteros como Pichi Lucas, Baltasar o Amarildo y se le daba la bienvenida a un matador bosnio que se había mostrado letal en cada partido. Tal fue el éxito de Gudelj, que Canal Plus televisó un partido del Celta esa temporada contra el Athletic B, para ver “a aquel delantero pichichi de la categoría de plata”. Vlado no defraudó: el conjunto celeste ganó con un gol suyo de penalti. Aquel delantero alto, fuerte y rápido demostró una gran calidad para tirar los desmarques, para ganar por velocidad y por potencia física a los centrales y, lo más exquisito, la capacidad, casi insultante, para resolver los mano a mano con los porteros rivales.

Vlado tenía un instinto letal para resolver las jugadas complejas, para poner el balón lejos del alcance del portero, casi siempre, con certeros disparos cruzados ante las salidas desesperadas de los cancerberos. Prefería el balón cruzado con certera puntería o, si ya se lo había hecho antes, disparaba a romper al palo corto. La capacidad de poder finalizar las jugadas con las dos piernas le hacían un delantero todavía más peligroso para las defensas rivales. Sus goles, también fueron decisivos para consolidar al equipo en la Primera División. Gudelj se hizo un sitio entre los cañoneros de la Liga Española y el respeto que se había ganado con su pichichi de Segunda, lo refrendó, en temporadas posteriores, en aquella Primera División, antesala de la Liga de las Estrellas.

Foto: Benito/La Voz de Galicia

Delantero centro fuerte y de carácter que jugó en el Celta durante los años 90. Actualmente es el tercer máximo realizador en la historia del Celta en Primera División con 68 goles. Se formó en las categorías inferiores de su Vélez Mostar natal. Allí debutó en la máxima categoría del fútbol balcánico en el año 1985 donde permanecería hasta el año 1991.

Ese año llegó a Vigo, a un Celta que tras descender en 1990, había estado a punto de bajar un peldaño más en la Temporada 1990-91. El Celta necesitaba imperiosamente ascender a la Primera División para no quedarse encofrado en una categoría cada vez más complicada de asumir para los equipos descendidos, y cada vez más competitiva. Como dice el lema del himno celeste "por historia y tradición" el Celta debería ser equipo de Primera, aunque le estaba costando mucho intentar el asalto a la máxima categoría.

Pero la suerte del equipo vigués, pasó por lograr reunir a una serie de refuerzos que aportaron calidad al juego colectivo del Celta y que lograron marcar un poco más las diferencias. A los refuerzos y a los jugadores experimentados que ya tenía la plantilla añádanle un hombre clave: Vladimir Gudelj.

Comenzaba en esa temporada del retorno a la Primera División una especie de comunión perfecta entre goleador y afición que pasaría por momentos absolutamente inolvidables. Inolvidables, como aquel agónico partido contra el Madrid de Capello en Balaídos en la última jornada. Si el Celta no ganaba le podía esperar el pozo de la Segunda División. Vlado Gudelj se encargó de poner las cosas en su sitio con un inolvidable Hat-Trick. Y que les voy a contar de aquella mágica noche tinerfeña en el Heliodoro Rodríguez López. ¿Se acuerdan?. El Tenerife tenía que remontar un marcador adverso y ya ganaba 2-0. Ambiente hostil, el Tenerife echando el resto, el Celta sufriendo hasta que apareció la figura potente y resolutiva de Gudelj que, con 2 goles, también inolvidables, dormía el partido y metían al Celta en la finalísima de la Copa del Rey.

O que me dicen de aquel partido contra el Mérida con un Celta ganando 1-0 y pasando agobios; apareció entonces, Vlado Gudelj que salió al campo a jugar unos minutos y marcaba el 2-0 de la tranquilidad, de la victoria y de la clasificación para la UEFA por segunda vez en la historia del club. Aquel Vlado corriendo por toda la Tribuna con una camiseta con el lema ‘Gracias afición’ y con la camiseta celeste en una mano besando el escudo, pasará también de nuestras retinas a nuestros recuerdos imborrables.

Vlado Gudelj desató en la afición céltica la ‘Gudeljmanía’ en los años 90; se convirtió en el símbolo de una generación que volvía a ver al Celta en Primera y que disfrutaba de su equipo gracias al ídolo llamado Vlado Gudelj. El “Gudelj, Gudelj” se convirtió en un grito de guerra de la afición que agradecía al delantero su rápida adaptación al Celta a Vigo y su amor a la Cruz de Santiago y al azul celeste.

Merecido homenaje pues, a un delantero centro letal, potente, inteligente y sobre todo un gran deportista y una gran persona. Fuera de los estadios se convirtió en un ídolo ‘terrenal’ que atendía a todo el mundo, que firmaba los autógrafos necesarios, que acudía a las celebraciones de peñas y que cuidaba especialmente a los niños. El gesto de Vlado Gudelj de donar toda la recaudación para una gran causa como es la lucha contra el cáncer, merece, si cabe todavía más, que todos los que vivieron la ‘Gudeljmanía’ acudan a Balaídos para cerrar los ojos unos segundos, recordar sus goles, sus jugadas, sus tardes de gloria y al abrirlos, dejarse llevar por los sentimientos celestes, y entonar el “Gudelj, Gudelj” con el que en tantas tardes se le mostró cariño, respeto y admiración.

Gudelj finalizó su carrera futbolística en España jugando para otro equipo gallego: el Sociedad Deportiva Compostela, volviendo así a la Segunda División que le vio debutar 10 años atrás. En las dos temporadas que jugó marcó 9 goles en cada una de ellas. Fue máximo goleador de la SD Compostela en la temporada 2000-2001 con 9 goles.

Desde su retirada ocupó diversos cargos dentro del organigrama del Real Club Celta de Vigo, siendo actualmente delegado del equipo.

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