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| Foto: Jorge Landín |
Ayer se cumplieron dos años de la llegada de Eduardo Berizzo al Celta. El técnico argentino regresaba al Celta, con quien había jugado durante cinco temporadas. Llegaba a Vigo como un reputado discípulo de Bielsa, que había hecho campeón en Chile a un modesto equipo como el O’Higgins, a quien dejó instalado en la élite.
Su receta era trabajo y pasión, pero sobre todo dejó claro que quería conseguir que el público se sintiera orgulloso del equipo. No era fácil el reto, ya que venía a sustituir a un Luis Enrique, que tras un inicio un tanto dubitativo, consiguió dejar al equipo en novena posición y con muy buenas sensaciones.
Dos años después, Berizzo es un entrenador querido por la práctica mayoría de los aficionados, ha mejorado los resultados y el juego de su predecesor, y ha situado al equipo en la Europa League, un éxito que no alcanzaba el Celta desde hace una década. El Toto ha logrado además que el equipo sea reconocible, que tenga un estilo conocido por los aficionados imparciales, y que levante admiración en casi todos los campos.
Lo mejor queda por llegar, pero los dos primeros años de Berizzo en el Celta serán difíciles de superar en el futuro.
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