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| Foto: Felipe Sevillano |
Desde moiceleste hemos aplaudido en diversas ocasiones el trabajo de la dirección deportiva del Celta, que ha resuelto con brillantez bajas importantes como las de Krohn-Dehli o Augusto Fernández, solo por mencionar algún caso reciente. El trabajo de sondeo y scouting es fantástico, y el club celeste suele encontrar muy buenos futbolistas por cantidades de dinero asumibles. Futbolistas sin mucho cartel, que crecen en Vigo e incluso llegan a dejar réditos en las arcas celestes.
Los fichajes de los últimos años dan la razón al club en su política de fichajes y contrataciones. Otra cosa es la planificación. El Celta decidió afrontar la temporada con tres centrales y tres laterales, y cuando Fontàs se lesionó asumió el resto de la temporada sin realizar contratación alguna, apelando a la polivalencia de su plantilla.
El Santiago Bernabéu devolvió a la realidad al club vigués, y recordó la necesidad de tener una plantilla larga para afrontar eventualidades y evitar ridículos de este calibre. Colocar a Hugo Mallo como central fue un suicidio, porque el Madrid cosió al equipo vigués en el juego aéreo. No solo por los goles, sino por la sensación de peligro que generaba el equipo blanco en cada falta o córner que botaba. Evidentemente no es culpa de Hugo Mallo, un excelente lateral derecho, que sufre mucho cuando juega de central, especialmente ante un equipo tan potente en el juego aéreo como el Real Madrid.
De cara al próximo curso, el Celta debería replantearse su política. Está bien dejar hueco para la cantera, si hay un entrenador que se la vaya a jugar con los chavales del filial. Si no hay garantía de que sea así, habrá que darle las mejores armas para afrontar una temporada larga. 20 jugadores son muy pocos.
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