La afición céltica enmudeció el Coliseum


Foto: LFP
Ir a Getafe era sinónimo de derrota. Tampoco el frío invitaba a pasar a una tarde en uno de los estadios menos adaptados a las inclemencias meteorológicas, pero allí estaban unos cientos de celtistas inasequibles al desaliento, animando a su equipo sin parar con la esperanza de que, hoy sí, llegase la primera victoria celeste en Getafe. 

Decir que el Celta jugó como si estuviese en casa es el mejor homenaje a una afición que no paró de cantar, y que silenció al estadio durante los noventa minutos con sus cánticos y su animación al equipo. Por la televisión solo se escuchaban cánticos en clave Celta, como si aquello fuese Balaídos, y no solo por el estado del césped, que nos recordaba tanto al de la primera vuelta en el campo vigués, sino por los sonidos, que recordaban a cualquier partido en el campo de Fragoso. 

Al final del partido, después de varios años de frustraciones, los aficionados del Celta en Madrid celebraron otra victoria, la segunda en menos de un mes tras vencer al Atlético en el Calderón. Se lo merecían, después de asistir estoicamente a una derrota tras otra ante Getafe, Madrid, Atlético y Rayo Vallecano. Algo empieza a cambiar. 

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