Un vaso es un vaso y un plato es un plato


Foto: LFP
Utilizar una cita de Mariano Rajoy para un artículo de opinión futbolístico tal vez no sea lo más adecuado, soy consciente de ello, pero viene al pelo para definir lo que sucedió ayer con Sergi Gómez. Vaya por delante, que al contrario que otros análisis más resultadistas, considero que la culpa de la derrota no es del catalán, o mejor dicho de su reubicación, sino que responde simplemente a una mala respuesta del equipo a fallos puntuales en la portería o en ataque. 

Dicho esto, es conveniente destacar que la elección de Sergi Gómez para el mediocentro no resultó ser la adecuada, como el tiempo demostró. A Berizzo ante este partido se le debió haber planteado la duda entre Radoja, que no acaba de estar a tono a causa del tiempo de inactividad, o Borja Fernández, futbolista de filial al que le falta curtirse en la máxima categoría. La duda era razonable y tal vez invitaba a poner a cada jugar en una parte, o valorar esto en función del partido. 

Berizzo, que es el que tiene el carné de entrenador, y es el que entrena a diario con los jugadores, decidió que su elección sería Sergi Gómez, defensa central que desde su llegada a Vigo ya jugó como pivote defensivo, algún minuto suelto, y como lateral derecho. Insisto en el detalle del carné de entrenador, porque es evidente que él sabe más de esto que nosotros. Al menos que yo. 

Y ahí es donde entra en juego la cita que he utilizado para dar título a esta entrada: Un vaso es un vaso y un plato es un plato. Algo tan obvio que hasta nuestro presidente -Y no hablo de Mouriño- lo tendría claro. Sergi Gómez es un defensa. De los buenos, pero un defensa. Y no tiene nada de malo. El problema es que por la falta de confianza en un jugador, acabamos reubicando a otro, y a su vez poniendo a un lateral a jugar de central para suplir al reubicado, y el equipo acabe jugando con Hugo Mallo de lateral izquierdo, y Wass de lateral derecho. Fin de la cita. 

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